Opinión

Davos, Stellantis y Altri

Parece un contrasentido que el presidente acudiera a Davos en busca de inversores extranjeros mientras los 140.000 millones de los Fondos Next Generation de los que dispone su Gobierno están paralizados.

Que la gestión de los fondos es ineficiente –solo 1 de cada 4 euros llegó a la economía real– lo prueba el hecho de que la ministra de Industria cesó en diciembre a los responsables del Perte del coche eléctrico y parece que habrá más ceses. También es poco transparente, el Gobierno nunca buscó implicar a la oposición, a las autonomías y a los agentes sociales y en Bruselas deben estar muy mosqueados porque en febrero vendrá a España una delegación de la Eurocámara para saber dónde y cómo se está invirtiendo esa millonaria cantidad de recursos.

Es un hecho que muchas empresas, avaladas por las comunidades, presentaron proyectos que requieren millones de inversión, generan miles de puestos de trabajo y reúnen las condiciones para recibir el complemento de esos fondos que no llegan y paralizan muchas decisiones empresariales.

En Galicia hay dos ejemplos de libro. Por un lado está Stellantis, la multinacional del automóvil que quedó fuera del primer Perte del vehículo eléctrico y conectado (obtuvo 15 millones) y ahora se debate entre invertir 600 millones en la factoría de Vigo, hasta ahora la más productiva, para seguir compitiendo con las grandes plantas europeas del sector, o desviar esa partida inversora a otra fábrica del grupo donde recibe mejor trato.

Tan solo pide una ayuda directa igual al peso que la empresa tiene en el conjunto de la automoción en España y de esa ayuda depende seguir en Vigo o deslocalizarse. La decisión se conocerá este mes.

El otro proyecto en peligro es Altri, la fábrica de fibras textiles que la compañía portuguesa quiere instalar en Palas de Rei con una inversión de 800 millones y la creación de 2.500 empleos. Es un proyecto tractor de otras inversiones y fue declarado de interés estratégico por la Xunta.

Altri pide 200 millones de los fondos y el Gobierno, que los reparte a discreción, fracciona las ayudas en 17 convocatorias de distintos Perte, con lo que pone en riesgo severo la instalación de esa fábrica en una comarca de Galicia deprimida y necesitada de un revulsivo económico.

Así las cosas, Galicia puede quedar sin Stellantis, Altri y quizá sin otros proyectos innovadores por la incapacidad del Gobierno, perdido en una burocracia paralizante que tiene colapsada la gestión de los fondos Next Generation. Están en riesgo millones de inversión en esta tierra que no puede perder ni un euro.

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