Opinión

Defraudados con Europa

HAY DÍAS en los que a la hora de pergeñar el comentario uno sucumbe a la tentación de recuperar lo escrito tiempo atrás que hoy suscribe en todos sus términos.

Hace pocos días, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea reconoció a Puigdemont, Junqueras y Comín como eurodiputados (la Eurocámara retiró el acta a Junqueras tras el fallo del Supremo) y viendo al expresidente exhibiendo las credenciales con su habitual arrogancia me acordé del juzgado alemán de Schleswing-Holstein que en 2018 se negó a extraditarlo para que fuera juzgado en España.

Conocida aquella sentencia que le dejaba libre escribí entonces que "todo el pueblo español, excepto el independentismo, está dolido y defraudado con los jueces alemanes -y con Europa- que se oponen al espíritu de la euro orden que se fundamenta en la confianza entre sistemas jurídicos de los estados...".

Ahora, el TJUE asesta un nuevo golpe al ordenamiento jurídico español con una sentencia novedosa que cambia su propia doctrina y decide que el responsable de la Declaración Unilateral de Independencia y su ex conceller Comín, fugados de la justicia española, ocupen hoy escaño en Estrasburgo.

Es una ofensa a los españoles. Es verdad que hay que acatar todas las sentencias, gusten más o menos. Pero no siempre la razón controla los sentimientos y tras aquel mazazo del tribunal alemán y este del TJUE suscribo que "muchos ciudadanos siguen pensando que esta Europa es un paraíso que acoge a quienes atentaron contra la unidad de España, una nación de contrastada lealtad europeísta".

Decía el escritor Bernard-Henri Levy que "la UE fue injusta con España al acoger a Puigdemont en Bélgica" donde encuentra refugio y altavoces para chulear al Estado desacreditando la democracia y las instituciones españolas.

Por eso, será conforme a derecho, pero cuesta mucho entender que el TJUE acredite como parlamentarios a quienes quebrantaron la Constitución y son presuntos delincuentes de sedición y malversación, delitos por los que fueron condenados sus colegas del gobierno.

Alguien debería gritar alto y claro en Bruselas que España es uns democracia plena, que los españoles votan en libertad y están amparados por las instituciones del Estado. Incluidos independentistas como la señora Bassa y sus conmilitones que viven a cuenta de ese Estado que desprecian y les "importa un comino la gobernabilidad de España".

Claro que también debe ser difícil entender en Europa que los independentistas, acusados de golpistas desde hace dos años, sean ahora socios del Gobierno. Difícil de entender y más difícil de explicar.

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