Opinión

'Democradura'

BERNARD-HENRI LÉVY, el hiperactivo y mediático filósofo francés, estuvo hace pocos días en Barcelona para presentar dos manifiestos singulares en defensa de un europeísmo militante ante las elecciones al parlamento de Estrasburgo.

La casa europea en llamas lleva la firma de treinta intelectuales que llaman a la defensa de una Europa unida, próspera y libre, y Looking for Europe (Buscando a Europa), es un monólogo teatral en el que un intelectual, que él mismo representa en los teatros, reflexiona sobre Europa mientras intenta escribir un discurso en defensa de los valores europeos.

El nacionalismo supremacista monopoliza la política, bloquea la economía y causa severos estragos en la sociedad catalana y española

Ambos manifiestos son una llamada que alerta sobre los peligros que encierran el populismo de derechas e izquierdas, el independentismo y el nacionalismo, "fantasmas que vuelven a recorrer Europa y deben ser identificados", dice Lévy. Populistas y nacionalistas "son unos tramposos, unos impostores, unos demagogos que llevarán a la gente al infierno. Estoy convencido de que están luchando contra el pueblo", sentencia.

¿Por qué arraiga el populismo y el nacionalismo en el viejo continente? Lévy apunta a fuerzas exteriores interesadas en desestabilizar Europa que encarnan Putin, Trump y Erdogan; a los partidos extremistas en el interior de los países que siguen el juego de esas fuerzas extranjeras que quieren acabar con la realidad europea; y al cansancio y desmotivación de muchos ciudadanos, hasta ahora partidarios de Europa. Si en las próximas elecciones ganan los eurófobos, advierte, será la muerte de los valores democráticos y la democradura el híbrido de democracia y dictadura, acabará siendo el modelo dominante en Europa.

La elección de Cataluña para estas presentaciones no es casual. Allí el nacionalismo supremacista monopoliza la política, bloquea la economía y causa severos estragos en la sociedad catalana y española. El pensador galo lamenta que "mi querida Barcelona" haya perdido el espíritu de la convivencia para convertirse en la capital del populismo que recorre Europa.

Lévy también sabe que los españoles estamos dolidos con la UE por su débil apoyo a España después de los hechos de octubre de 2017. Es muy difícil entender que el prófugo Puigdemont y demás fugados, que mañana deberían estar en el Tribunal Supremo para ser juzgados, encuentren cobijo en el corazón de Europa desde donde lanzan infundios para desprestigiar nuestra democracia y escupen en la cara de los españoles con total impunidad. Pero esto merece otro comentario.

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