Opinión

El dinero de Europa

HACE OCHO días, cuando el Presidente llevó al Congreso el Plan de Modernización, Transformación y Resiliencia como "una oportunidad histórica para relanzar la economía", se pudo comprobar que los políticos siguen en el punto de partida de enero.

Entonces el Gobierno convalidó el Real Decreto de gestión de los 140.000 millones que Europa otorga a España –mitad a fondo perdido, mitad en préstamo– con el apoyo de Bildu y la abstención de Vox, un mal comienzo para un proyecto transcendental para la recuperación y modernización de la economía de España que requería más apoyo político y cooperación.

Gran parte de la culpa la tiene el presidente que no forjó los consensos necesarios para gestionar esta inversión multimillonaria. Si hubiera creado una comisión de expertos y contado con las ideas de la oposición, que las tiene, el Plan saldría aceptado por todos y reforzado. Pero él y sus asesores creen acertar siempre que marginan a la oposición, sobre todo a la derecha, y en democracia el "apoyo patriótico" no existe, hay que ganarlo dialogando y cediendo.

Por eso, el Plan de recuperación está falto de concreción y apoyos y sobrado de propaganda y oscurantismo. Nace estrangulado por la grandilocuencia propagandística del presidente y el rechazo de la mayoría de la oposición, a la que no dio participación alguna.

A mayores, el presidente y su equipo serán los gobernantes del Plan que van a "repartir" de manera discrecional, a conveniencia de Moncloa y sin participación ni control de la oposición. Por eso cabe temer que esta lluvia multimillonaria acabe reproduciendo el despilfarro del Plan E de Zapatero. Si eso ocurriera, España perdería la oportunidad del siglo y el tren del futuro, se quedaría sin la necesaria modernización y rumiando la resiliencia.

Falta el aval de la UE y que no se engañe el presidente. El dinero solo vendrá –ya llegan los primeros avisos– cuando Europa vea proyectos de recuperación de "calidad", con inversiones y reformas que el propio presidente oculta por el rechazo de sus socios de Podemos, nacionalistas e independentistas.

Dicho esto, ojalá el Plan se concrete en buenas inversiones que transformen la economía española y la gallega. Galicia se pregunta si las industrias que esquilmaron sus recursos –Endesa, Naturgy, Iberdrola y otras– que van a ser receptoras de fondos Next Generación EU harán su apuesta inversora en esta tierra. También se pregunta si el Gobierno apoyará algunos de los proyectos de la Xunta para la transición industrial de Galicia hacia el modelo digital y verde. Esa es la cuestión.

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