Opinión

Faltaba eso

Con excepciones habidas y por haber, la irresponsabilidad del ser humano traspasa todos los horizontes de la (in)sensatez. Se preveía para 2021 la supresión de bolsas y otros plásticos de un solo uso, pero el hombre propone y Dios o los hados disponen, desde que este componente sintético/orgánico disparase su desmedido e incontrolado consumo, al compás de la pandemia coronavírica: mascarillas, guantes, batas y otros equipos de protección individual desechables, además mamparas y bolsas, cuya transformación se multiplicó varias veces por su irrefrenable demanda. Dada la coyuntura epidémica desatada, ha de considerarse que existen pocos resortes para aplacar el uso, pero lo peor no es eso. Lo peor es comprobar cómo hay usuarios que se desprenden negligentemente del material utilizado. Cada vez es más frecuente ver mascarillas o guantes sobre aceras y demás espacios urbanos, con el peligro de contagio que ello supone, guarrería aparte. Por si fuese insuficiente, el desastre adquiere mayor alcance cuando el mar ya inicia su expulsión. Hay playas en que las mascarillas son arrastradas por el oleaje hasta la misma orilla del arenal. Lo que no sale a superficie se suma a las doce millones de toneladas de residuos plásticos que van a parar anualmente a los fondos marinos.
 

Comentarios