Opinión

Justicia popular

VICTORIA DE Castro es una señora de 94 años que siempre vivió en su casa de Portugalete en la que tenía su vida, sus recuerdos, su presente y su futuro.

La anciana se fue unos días a ver a una hermana y, cuando regresó, su casa estaba okupada por unos individuos con largo historial de okupas. Se apropiaron de los enseres que les servían y los demás los dejaron a la intemperie en una huerta contigua, amontonados en bolsas de plástico. "No me dejaron ni coger ropa", decía después de rogar a los okupas que le dejaran entrar en su casa.

Ella no conoce la diferencia entre allanamiento de morada y ocupación, dijo la verdad a los agentes y su denuncia se tramitó como ocupación, que alarga los plazos del desalojo de los intrusos. La juez de Portugalete fijó para el 20 de noviembre la resolución del caso, a pesar de que el alcalde le informó que eran okupas profesionales y le pidió que utilizara el procedimiento de apremio, que fue denegado.

Fue entonces cuando unos 3.000 vecinos convocados 'boca a boca' y por la red se concentraron delante de la casa de Victoria para desalojar a los okupas que, al ver que iban a por ellos, pidieron protección a la Policía y se fueron.

Estamos ante una reproducción de Fuente Ovejuna, el drama de Lope de Vega que se desarrolla entre los siglos XV y XVI y tiene como protagonista colectivo a los habitantes de este pueblo cordobés unidos para vengar la violación de la joven Laurencia por el comendador. Aquel pueblo no pretendía cambiar el sistema de entonces, tan solo quería justicia, y decide tomarla por su mano ante la ausencia de justicia en un acto de brutal feudalismo.

Los vecinos de Portugalete escenificaron ahora la unión del pueblo contra el atropello que sufría Victoria y ante la lentitud de la juez, que no atendió sus razones, deciden actuar para proteger y amparar a la anciana a la que arrebataron su casa.

En marzo de 2017 comenté el caso de un emigrante que invirtió sus ahorros en una casa en A Coruña y fue okupada y destrozada por unos desalmados a los que tuvo que "indemnizar" para que se fueran. Preguntaba entonces, y sigo preguntando ahora, por qué se tolera que los delincuentes okupen, saqueen y destrocen una vivienda y por qué el Congreso no legisla para poder desalojar a estos canallas en 24 horas.

Portugalete escenifica la solidaridad vecinal que suple la poca diligencia del legislador y la lentitud de la Justicia. No es políticamente correcto decirlo, pero ojalá cunda el ejemplo.

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