Opinión

La España solidaria

Estamos todos al borde de la "fatiga pandémica" que la OMS define como "una desmotivación gradual a la hora de seguir las medidas de protección". Es una de las heridas causadas por el coronavirus que, además, dejará cicatrices que nos acompañarán de por vida. 

Pero en medio de tanta desolación la España de la pandemia está demostrando ser un gran país que está dando muchas pruebas de solidaridad a través de la que asoma lo mejor del ser humano y aparece la grandeza del pueblo español. 

Sin entrar en el abnegado compromiso de los sanitarios, cuya labor nunca será suficientemente valorada, hoy traigo a este comentario la ayuda solidaria que reciben los afectados por la caída de la economía por medio de asociaciones, instituciones, empresas, particulares y del voluntariado. 

Son cientos de miles las personas que tenían un trabajo y cobraban un salario a fin de mes. De pronto, su vida laboral se vino abajo y quedaron en la calle directivos de empresas, agentes inmobiliarios y de viajes, empleados de la construcción, actores, autónomos y más trabajadores de casi todos los sectores de actividad, sin contar a los que están en Erte. La crisis también bloqueó la economía sumergida en la que trabajaban personas muy vulnerables que ahora están a la intemperie económica. 

En realidad esta Navidad va a ser distinta para todos. No van a ser días felices para quienes recibieron el regalo envenenado del virus

La pandemia destrozó sus empresas, negocios y empleos, echaron mano de sus ahorros hasta agotarlos y ahora acuden a Cáritas, a los bancos de alimentos, a comedores sociales y a otras organizaciones en busca de viandas, ropa o un techo. Convertidos en pobres, en estas fiestas no se plantean con quien van a cenar, solo piensan si tendrán algo que comer. Así de cruel fue la vida con estas personas damnificadas por la virulencia de una crisis que les impone unas navidades distintas. 

En realidad esta Navidad va a ser distinta para todos. No van a ser días felices para quienes recibieron el regalo envenenado del virus, ni para aquellos que perdieron a seres queridos de los que ni siquiera pudieron despedirse. También fue un año terrible para los que, sin ser afectados por desgracias sanitarias y económicas, siguen agarrotados por el miedo y por una incertidumbre paralizante. 

Pero en vísperas de la Nochebuena hay que dejar un lugar para el optimismo. Si mantenemos siempre un comportamiento responsable, la vacuna conseguirá erradicar la pandemia y la fortaleza de España, reforzada con los fondos económicos europeos, también conseguirá recuperar la economía y crear empleo para que haya salud y trabajo. Con estas premisas seguro que saldremos adelante y con esa confianza, ¡feliz Navidad!

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