Opinión

Sobre la ley de mascotas

En enero, cuando entró en vigor la ley de mascotas que reconoce a los animales de compañía como seres sintientes y miembros de la familia, un gallego hacendado envió a la red un ‘parlamento’ en el que reflexionaba sobre el nuevo status que adquiría su perro.

En el soliloquio, del que extracto unos párrafos, comienza su intervención desconcertado, preguntando por la nueva situación de su cánido: "Seique a partir de xaneiro é parte da familia, pero en decembro o can era igual que eu… E din agora que tiene los mismos derechos que el resto de la prole y en caso de divorcio se garantiza su protección, igual que si fora un fillo.

Din tamén que hai que facerlle un DNI. A miña pregunta é, hai que ir a Policía a facelo? Agora que o can é un menbro da familia teño que inscribilo primeiro no Libro de Familia e despois fánlle o DNI?

Outra duda que teño. O can está para vixiar e protexer a casa. Entón, teño que dalo de alta na Seguridade Social como vixiante de seguridad? Como empregado ou autónomo? Porque, claro, él traballa mais das oito horas, eu mándolle parar, pero él sigue vixiando… en este sentido é autónomo porque traballa hasta estando enfermo… A todo esto, si sigue vixiando, ten que facer un curso de Vigilante de Seguridad ou valelle o instinto de toda a vida?

Outra cousa. Si a partir das oito horas de traballo como empregado meu, ven alguien e agrede o can, eso considerase accidente laboral ou unha malleira ó animal? Eso sí, si é autónomo xa se joderá, pero non colle a baixa. Él está aquí na nosa finca e si lle veñen a roubar ó veciño e sae na sua defensa, considerase que actúa fora da sua xurisdición o estilo americano? Teño mais dúibidas, xa farei outro vídeo para preguntavos…".

Fin de la cita de una reflexión magistral que, sin ofender, viene a decir que esa ley fue hecha en un despacho y su autor o autores no tienen idea de la intensa y entrañable relación de la mayoría de la gente con sus perros, gatos y demás animales. El granjero gallego maneja de forma sublime la retranca y la ironía, aderezadas con una dosis de humo que falta nos hace ahora en este tiempo de tanta majadería.

Esperamos ese segundo vídeo y sus reflexiones sobre el cierre de las tiendas de venta de mascotas que priva a los compradores de la asesoría de los expertos; sobre la condena de 24 o 36 años de cárcel a quien abandone o sacrifique un animal doméstico, más pena que a un homicida; y sobre la exigencia del curso de formación para tener perros y gatos, curso que no se exige para ejercer de político. Quizá por eso esa ley es un cúmulo de despropósitos.

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