Opinión

Los niños de Ucrania

Pronto se cumplirá un año de la invasión decretada por Putin que no podía permitir en Ucrania un modelo de democracia que dejara en evidencia sus modos dictatoriales. Ahora, en pleno invierno, sigue destrozando a este país con tanta intensidad que es lo más parecido a un apocalipsis y sobrecoge ver tanta destrucción y muerte, tantas familias rotas, tantos desplazados, tanto sufrimiento sin un rayo de esperanza...

Víctimas inocentes de la maldita guerra son los niños. Por eso, en vísperas de las Cabalgatas que mañana harán felices a tantos pequeños, es obligado tener un recuerdo especial para los niños de todos los países en guerra, especialmente para los de Ucrania, que no tendrán reyes.

A estos pequeños indefensos les arrebataron la infancia y su primer derecho, el de ser niños y poder expresar y compartir la ardiente vitalidad y alegría propias de la población juvenil. Cuando empezaban a vivir les dejaron sin presente, sin horizonte de futuro y marcados por el la angustia, el sufrimiento y el dolor impropios de su edad.

Según cifras del Gobierno de Kiev, han muerto más de 400 y en torno a 67.000 han perdido alguno de sus padres o se hallan fuera de su amparo. De los 6,5 millones de desplazados, 1,2 millones son niños, muchos fueron llevados a Rusia a la fuerza y sometidos a todo tipo de vejaciones, desde violencia sexual, violaciones incluidas, a torturas sanguinarias.

Y a torturas psicológicas. Un testigo contó a la agencia Reuters que muchos pequeños atrapados en zonas ocupadas por el ejército invasor fueron obligados a escuchar los gritos de los adultos cuando recibían las palizas que les daban los rusos en habitáculos contiguos, al tiempo que les amenazaban de muerte y les decían que sus padres les habían abandonado a su suerte.

Pocos días después de la invasión, la profesora del IES Francisco Aguiar de Betanzos, Elvira Castro Otero, recogió las reflexiones de alumnos de la ESO, impactados por la guerra y muy apenados por el sufrimiento de sus "colegas" de Ucrania. Los escolares dejaron, entre otras muchas, tres ideas: "Ucrania defiende lo que nosotros tenemos: su independencia y su democracia; Putin puede arrasar al país hasta ocuparlo, pero nunca conquistará el corazón de los ucranianos"; y una tercera idea: "deberíamos apreciar lo afortunados que somos viviendo en democracia y libertad".

Tres ideas, tres lecciones de estos escolares que nos interpelan y obligan a todos, a políticos y ciudadanos, a valorar y cuidar nuestra independencia y democracia. Recuperarlas sería el mejor regalo de Reyes para los niños de Ucrania.

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