Opinión

¡No son inocentadas!

Seguro que algunos periódicos mantienen hoy la vieja tradición de las inocentadas publicando dos o tres noticias inventadas e inofensivas, cuya gracia está en que algunos lectores les den credibilidad. Pero este año se percibe que la gente no está para muchas bromas, ni ligeras, ni pesadas.  

Primero, porque su cabeza está preocupada por las cosas del comer. La subida de los precios, sobre todo de productos imprescindibles en la mesa quita el sueño a millones de familias que practican la contabilidad creativa para poder llegar a fin de mes que muchas no lo logran sin caer en números rojos. 

Segundo, porque a la mayoría de los españoles les preocupa —como al Rey— la crisis institucional y, por eso, les gustaría que fueran inocentadas muchas noticias publicadas a lo largo del año. Ahí van unos ejemplos:  

→ El espectáculo que dan diputados y senadores que en cada sesión se insultan, desprecian y se odian. Incluidos el presidente y el jefe de la oposición que no se hablan, pero cuando se ven alimentan la crispación y la polarización social.  

→ La eliminación de la división de poderes y la colonización de las instituciones por el Gobierno que, en clara contradicción, busca un poder carente de límites, sin controles. 

→ El bloqueo de la renovación del Poder Judicial que sirve para que los partidos mayoritarios se zurren a ver quién controla mejor la Justicia. Es único en el mundo democrático que ministros del Gobierno y portavoces de partidos que lo sostienen arremetan contra el tercer poder del Estado y desprestigien al Tribunal Constitucional, árbitro y garante de la Constitución.

→ La reforma del Código Penal que deroga el delito de sedición y rebaja la malversación, un regalo a los políticos catalanes condenados que desprotege al Estado.

→ Que el Gobierno llame reaccionario y golpista al líder de la oposición, mientras Otegui y Rufián son tratados como dos tipos de fiar. O que varios ministros se transformen en agitadores de partido asimilando el discurso del independentismo.

Ojalá todo esto fueran fake news propias del día de los Inocentes, pero son noticias verdaderas que, en palabras del Rey, erosionan las Instituciones y la convivencia y generan mucha preocupación. 

Así se quiebra el modelo político que nos dio más de cuarenta años de estabilidad y  progreso sin que se sepa el modelo alternativo a donde quieren llevar al país estos dirigentes que no son conscientes de lo que costó recuperar y consolidar las libertades y la concordia.

Que el año nuevo, que les deseo venturoso, traiga para todos ellos más sentidiño y mucho sosiego.

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