Opinión

Podemos y la libertad de prensa

QUIENES HAYAN seguido la trayectoria de Podemos, de su líder y del ‘'sanedrín'’ que le acompaña habrán concluido que en esa formación nada sucede por casualidad sino que todas las apariciones públicas responden a la estrategia de provocar y dar espectáculo, a veces circense.

También estaba programada la arremetida de Iglesias contra los medios de comunicación en general y los periódicos en particular hace pocos días en la Universidad Complutense cuando se ensañó de manera cruel e injusta, con un redactor del periódico El Mundo.

Aquel ataque premeditado a la prensa mereció la repulsa de los demócratas que creen que los medios de comunicación son un pilar básico de la democracia. Entre otras razones para denunciar abusos y agresiones como las de este político que es más partidario de su control público que de la información en libertad de la que él mismo es un producto. Es curioso que Iglesias invoque el ‘'contexto académico’' como el lugar adecuado para ejercer la libertad de expresión cuando hace unos años impidió que Rosa Díez expusiera sus ideas en ese mismo recinto.

La universidad, la institución más importante que la sociedad se dio a sí misma, debe ser un espacio abierto al pensamiento y a la reflexión en libertad

Dicho esto, si preocupante es la intolerancia patológica del dirigente de Podemos hacia la libertad de información —su partido presentó el viernes en el Congreso tres proposiciones para controlar a los medios de comunicación—, es tanto o más inquietante la actitud de los jóvenes universitarios que le rodeaban que no solo no cuestionaron su ataque despiadado a la prensa y a un informador, sino que corearon con risotadas y aplausos las diatribas de su ’'Amado Líder'’ mientras los periodistas, agredidos e indignados, abandonaban el recinto universitario.

La universidad, la institución más importante que la sociedad se dio a sí misma, debe ser un espacio abierto al pensamiento y a la reflexión en libertad. Pero las aulas de las doctas instituciones debe ser también el lugar para confrontar y rebatir ideas mediante análisis en los que, además del rigor, predomine el respeto dentro de la discrepancia, algo que faltó en la Complutense.

Cabe pensar que esos universitarios que jalearon a Iglesias con prolongados aplausos representen solo la forma de proceder de una minoría acrítica. Y en vísperas del ‘Día de la Libertad de Prensa’ cabe esperar que los medios sigan ejerciendo de vigilantes críticos del poder —en todas sus formas— y de los políticos, incluido Iglesias. Es lo que engrandece la democracia y hace más libres a los ciudadanos.

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