Opinión

De críticas y 'rotontas'

HE DE reconocer que me congratuló, y mucho, leer en este diario hace unos días que el presidente de la Xunta de Galicia calificaba de "inasumible" la subida del peaje de la AP-9. "La gente no puede pagar más en peaje que en gasolina", llegaba a decir de un modo bien gráfico Alberto Núñez Feijóo.

En este mismo sentido, también he escuchado manifestarse en términos críticos respecto a la gestión de Audasa a la presidenta de la Deputación de Pontevedra. En más de una ocasión ha reclamado Carmela Silva levantar el abusivo peaje de la AP-9, además de recordar que las competencias son de Fomento, hoy de su mismo color político.

Pues bien, ya que por una vez –y ojalá sirviera de precedente– tenemos a la Administración autonómica y a la provincial de acuerdo, además de a numerosos ayuntamientos, empresarios y usuarios en general, vayamos de la mano y hagamos por fin algo que redunde de verdad en el beneficio de miles y miles de gallegos.

Mi propuesta, ya lo he dicho en alguna otra ocasión, es no andar con medias tintas, sino directamente rescatar la concesión de la AP-9 y liberarla de todo tipo de peajes. No es para nada descabellado ni inasumible. Hace unos meses Globalvia adquirió el 55,6 % de Itínere (propietaria de la AP-9, la AG-57 Puxeiros-Val Miñor, la AG-55 A Coruña-Carballo y la AP-53 Santiago-Dozón, entre otras) por 723 millones de euros. Una cantidad que demuestra que económicamente el rescate público de la AP-9 no es ninguna quimera. Y máxime sin en él intervienen varias administraciones.

Ni tampoco es imposible desde el punto de vista político. Esta misma semana la Generalitat Valenciana anunciaba su intención de que la AP-7 sea libre y gratuita a partir de 2020. Si ellos pueden, ¿por qué nosotros no?

Este es el momento de ponerse de acuerdo y de tomar la decisión. Porque sí, todos protestamos y decimos que es inasumible. Pero a la hora de la verdad nadie hace nada. Y como bien proclama la siempre infalible sabiduría popular, "no lo digas, hazlo". Eso es verdaderamente lo único importante.

También, y al hilo de otra noticia aparecida en los medios, esta semana he revivido mi pesar acerca de la situación en la que se encuentra la mal llamada rotonda de Curro, ya que en realidad se encuentra en Meis. En otras ocasiones he lamentado la penosa imagen estética que ofrece ese nudo, por el que además entran buena parte de los visitantes que reciben las Rías Baixas. Teniendo en cuenta que es nuestro portal de entrada y de bienvenida para el turismo debería cuidarse su limpieza y adecentarse su entorno. Y no presentarlo en la deplorable situación de abandono en la que ahora se encuentra.

Respecto a su utilidad, mucho me temo que el proyecto para el que nació, la autovía Pontevedra-Vilagarcía, haya quedado no ya olvidado en un cajón sino definitivamente muerto. A pesar de su incuestionable utilidad. Ese tramo soporta en la actualidad el tráfico diario de cerca de 20.000 vehículos, cifra que justifica de sobra la construcción de una vía de mayor capacidad. Otras infraestructuras como la autovía Santiago-Lugo o la A Coruña-Costa da Morte se siguen ejecutando con la mitad de la mitad de ese volumen de tráfico. Prefiero no insistir en los porqués. Pero la realidad es que Pontevedra sigue siendo a día de hoy la única capital gallega que no está conectada con ninguna autovía. Lamentable.

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