Opinión

Después lloramos por las esquinas

SI A última hora nada lo remedia, y no hay indicios que indiquen que eso vaya a ocurrir, en las próximas semanas o meses los españoles asistiremos a otra enorme humillación empresarial y a otra inadmisible cesión en nuestra capacidad de decisión y de poder en uno de nuestros sectores estratégicos: el de la energía.

Por las noticias que se van conociendo, da la impresión de que puede estar ya bastante avanzada la venta de un parte importante de Naturgy (la operadora que surgió de la fusión de Gas Natural y "nuestra" Fenosa) al fondo australiano IFM. Según informan varios diarios económicos, "IFM trabaja a destajo en su OPA sobre Naturgy". Una operación en la que por parte del Gobierno interviene como interlocutora la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, toda vez que la titular de Industria, Reyes Maroto, optó por inhibirse.

Sería dramático que esta venta se llevase a cabo. Sería volver a tropezar con la misma piedra con la que ya otro gobierno socialista tropezó. Me refiero a la privatización, primero, y la posterior venta de Endesa. Gracias a aquella lamentable operación una compañía energética española de titularidad pública acabo por quedar en manos de otro Gobierno, pero en este caso el italiano. Con las consecuencias que ello nos acarreó. Por ejemplo que, según datos del observatorio PIMEC (la patronal de las pequeñas y medianas empresas de Barcelona, en la actualidad las empresas españolas menos consumidoras de electricidad (menos de 20 megawatios) sigan siendo las que más pagan por ella de toda Europa.

Pero está visto que a nuestros gobernantes no les entra la lección en la cabeza. Y ahora vuelven a cometer el mismo error. Y dentro de nada andaremos de nuevo llorando por las esquinas, lamentando haber perdido cientos o miles de empleos –ya lo verán- y toda nuestra capacidad de influencia en los principales sectores estratégicos de nuestra economía.

La operación en ciernes dice mucho de un país que no es capaz de rescatar a sus autónomos ni a sus pequeños empresarios pero se somete a los dictados y da vía libre a los grandes fondos internacionales que, desde luego, no van a defender los intereses de nuestros sectores productivos sino que lo único que van a buscar es incrementar al máximo su rentabilidad, sin reparar en las consecuencias que ello genere.

Leía estos días una certera opinión que destacaba que el caso de la OPA lanzada por el fondo australiano IFM a Naturgy, una de las empresas claves de nuestro sector energético, "refleja una peligrosa imagen de España como un país de saldos". Y no puedo estar más de acuerdo. Llenamos España de "furanchos" empresariales para que las energéticas puedan seguir agrandando y agrandado sus beneficios (los de Naturgy ascendieron a 1.401 millones de euros en 2019), para que al final venga un fondo extranjero, se queda con ellas y se llevan los beneficios fuera de nuestro país.

El plan es perfecto. Pero, claro, para los de siempre. Para los que una y otra vez salen ganando. A usted y a mí nos tocará envainárnosla y apandar en breve con la enésima subida de la factura de la luz. Y lloraremos por las esquinas mientras en las otra punta del mundo alguien se ríe. No con nosotros sino de nosotros. Como cada vez. Como siempre.

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