Opinión

No se puede sectorizar la necesidad

El periodista Alberto Corona recoge en un libro los primeros años de la firma, con filmes como "Secuestrado" o el polémico "Canción del sur"

MIENTRAS ESCRIBO estas líneas me llega la noticia de que el Gobierno de España y los agentes sociales han llegado a un preacuerdo en las negociaciones para cerrar un pacto que permita prorrogar los Ertes hasta el 31 de enero de 2021. Respiro aliviado. No querría ni imaginar el daño que una posible no renovación de los Ertes, cuya vigencia finalizaba este miércoles, 30 de septiembre, causaría al tejido productivo y laboral de España. Sería incalculable.

No perdamos nunca de vista el hecho de que el Erte es una medida de la que no se benefician los empresarios ni los autónomos, sino sus asalariados. En este país, los empresarios y los autónomos a lo máximo que pudieron aspirar fue a acogerse durante el confinamiento (apenas un par de meses) a una ayuda por cese de actividad. Un cese, recordemos, que en muchos casos no fue voluntario sino al que se vieron obligados por decreto.

En cualquier caso, se trató de una mínima ayuda focalizada en un momento puntual. Desde el momento en el que el Gobierno permitió abrir los negocios, los autónomos y empresarios dijeron adiós a cualquier tipo de prestación. Independientemente de que, como ocurre en la mayoría de los casos, sus beneficios se hayan visto mermados de manera muy sensible, en el caso de que aún existan, ya que muchísimos negocios son, en la actualidad y con estas condiciones, del todo ruinosos.

Decía antes que de los Ertes se benefician los asalariados. Pero debería concretar más. Quienes se benefician son los asalariados por cuenta ajena. Los asalariados públicos, los que cobran de las arcas del Estado, nunca se verán afectados por esta medida ya que ellos siguen recibiendo puntualmente el pago de sus salarios cada fin de mes.

Desconozco en este momento si el preacuerdo alcanzado mantiene la opción de acogerse a un Erte para todas las empresas y sectores o si, como pretendía, el Gobierno prioriza "a los sectores más damnificados". Curiosa, cuando menos, la discriminación. ¿Qué entiende el Gobierno de España por sectores más damnificados? Hace unos días que entre los planes gubernamentales estaba, por ejemplo, mantener los Ertes en el sector hotelero pero no en la hostelería. Y yo me pregunto, ¿cree acaso el Gobierno que el hecho de que no lleguen visitantes a una población, a una zona, o incluso a todo un país tan dependiente del turismo como el nuestro, solo afecta a los alojamientos? ¿A quién le van a vender los comercios, a quién le van a dar de comer los restaurantes o de beber los bares? ¿A quién van a suministrar vino las bodegas o colocar muebles las tiendas de decoración?

Confío en que haya primado el sentido común y que esa descabellada idea de la sectorización en la prórroga de los Ertes se haya quedado por el camino. Mantener este tipo de ayudas no depende de sectores sino de necesidades. Y ahora mismo hay infinidad de asalariados de empresarios y autónomos, de todos los sectores, que necesitan de este tipo de ayudas para subsistir. No propiciemos aún más agravios comparativos. Este tema lo que requiere es sensibilidad porque estamos hablando de trabajadores y de sus familias. Ojalá lleguen buenas noticias.

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