Opinión

¿A qué espera Pedro Sánchez para traer Salvamento Marítimo a Galicia?

EN ESTOS días he leído varios anuncios del Gobierno de la nación referidos a que se van a descentralizar diversas instituciones, organismos o entidades. En concreto, a principios de este mes de junio, la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, anunció que el futuro Observatorio Global del Español, dependiente del Instituto Cervantes, tendrá su sede en La Rioja. Y hace unos días, ha sido el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, quien ha anunciado que la futura Agencia Espacial Española también se instalará fuera de la capital del Estado.

Y no me parece mal. Ya lo he dicho en más ocasiones. Como también le he pedido a nuestro presidente del Gobierno, y se lo reitero ahora, al albor de su declarada apuesta por "fortalecer la cohesión territorial y social" con la descentralización de las sedes de nuevos organismos estatales, que traslade de forma inminente a Galicia la sede del Servicio de Salvamento Marítimo. Es de justicia y de recibo.

En los últimos meses, los gallegos hemos perdido a 21 personas en el mar –todos ellos vecinos de As Rías Baixas–. Y, por desgracia, no se trata de una situación excepcional. Las tragedias en nuestras aguas y en nuestro barcos son una constante en la historia de nuestra comunidad que, no en vano, es la que cuenta con más kilómetros de costa de todo el Estado y aquella en la que el sector pesquero y de transformación de las industrias de la pesca cuenta con una mayor incidencia en su economía. No tiene ningún sentido que Salvamento Marítimo mantenga a estas alturas su sede en Madrid. Su traslado a Galicia supondría, en primer lugar, una mejor de la operatividad y de la rapidez, cuestiones trascendentales en este tipo de siniestros. Pero también supondría un gesto de dignidad y de respeto haca las familias de todas las personas de nuestra comunidad que nos ha arrebatado el mar.

Es por ello, que le reitero mi petición: señor Sánchez, si de verdad su voluntad es la de "desconcentrar" el Estado y no se trata solo de palabrería barata, empiece por donde más se necesita, traiga el Servicio de Salvamento Marítimo a Galicia. Ya.

No quiero terminar mi artículo sin hacer una alusión a lo que sucedió el domingo en las elecciones en Andalucía, aunque sé que a estas alturas habrán tenido ocasión de leer y escuchar ya muchos análisis. Mi reflexión gira en torno a lo que han venido a aportar los llamados nuevos partidos, los que venían a regenerar la política española. Andalucía ha vuelto a poner de manifiesto que si esos nuevos partido no ponen encima de la mesa ninguna de las cuestiones que realmente afectan y preocupan a la ciudadanía, y cuando tienen responsabilidad la ejecutan o, por lo contrario, están condenados a desparecer o a tener un papel meramente testimonial en la escena política. Los andaluces han dejado de manifiesto que si los nuevos interlocutores políticos no ofertan propuestas verdaderamente reformistas que ilusionen a la ciudadanía, los votantes se van a decantar siempre por las propuestas clásicas, por lo de siempre.

Y así vemos como el bipartidismo, ese que estos nuevos partidos daban por muerto y enterrado apenas hace un par de años, vuelve a estar más vivo y vigente que nunca. Creo que España necesita alternativas ilusionantes que hagan cumplir dichas reformas. Igual es mucho pedir.

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