Opinión

El reto demográfico no es solo natalidad

HACE UNOS días me hice eco a través de mis redes sociales de una noticia que aparecía en este diario, en la que se relataba que la natalidad continúa cayendo en Galicia, donde, de media, ya solo nacen 40 bebés al día.

Según los datos facilitados por el INE, en los nueve primeros meses de 2021 han nacido en Galicia 387 bebes menos (un 3,3%) que en los nueve primeros meses de 2020 y un 5,7% menos que en el mismo periodo de 2019, antes de la pandemia. Datos preocupantes, sin duda, que agudizan aún más la crisis demográfica de nuestra comunidad.

Pero es que el reto demográfico, y así lo manifesté en mi comentario, no depende exclusivamente de la natalidad, sino que en el hecho de que Galicia cuente con mayor población influye además el número de defunciones que padezcamos o el ser o no capaces de retener a nuestros jóvenes una vez que llegan al mercado laboral.

De nada serviría, por ejemplo, incrementar el número de nacimientos si después, debido a la alta siniestralidad en carretera que padecemos (la más elevada de Europa en números porcentuales), esos jóvenes se nos van a morir a una edad temprana. Aún es peor, primero por los dramas personales que esas muertes generan, y después porque se perdería todo lo que se ha invertido en la educación y formación de esas personas.

De ahí que yo asocie el reto demográfico no solo con el índice de natalidad sino también con otras cuestiones. O que sostenga, como vengo haciéndolo desde hace ya mucho tiempo, que el mantenimiento de los peajes por la movilidad con el que se nos castiga a los gallegos provoca que muchas personas opten por utilizar las vías secundarias, muchísimos más peligrosas y con un índice de siniestralidad y de mortalidad considerablemente más elevado.

Por lo tanto, ¿hay que favorecer las condiciones para que la gente tenga más hijos? Por supuesto que sí. Sin duda. Pero al mismo tiempo hay que implementar de inmediato otra serie de medidas que eviten la sangría de muertos en carretera, especialmente jóvenes, que padecemos cada año en nuestra comunidad.

Ambas actuaciones deben necesariamente ir a la par porque de nada sirve mejorar la cuestión de la natalidad sino lo hacemos también con las bajas. Para mí todo forma parte del mismo pack. El reto demográfico es la suma de ambas cosas.

No me parecía una relación difícil de entender. Sin embargo, para mi sorpresa, no faltó alguna persona vinculada con el desempeño político que me comentó que qué tendrá una cosa con la otra. Sinceramente, me preocupa bastante que alguien no vea o no quiera ver la vinculación entre estas dos cuestiones. Me preocupa porque me hace dudar respecto a en manos de quién estamos.

Y no sé que es peor. Si que no lo vean o que no lo quieran ver por los intereses que sea. La primera ceguera es grave. La segunda es perversa.

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