Opinión

Sin renta de la que disponer

DURANTE MUCHO tiempo economistas y políticos entendieron el crecimiento económico como la capacidad de una economía para producir cada vez más bienes y servicios. Aquella neolítica teoría ha ido dejando paso a esquemas más modernos que vinculan el crecimiento económico no con la capacidad de producción sino con el aumento del producto e ingreso por persona en el largo plazo. Y ahí es precisamente donde a Galicia le duele.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, hechos públicos hace apenas unos días, la renta disponible bruta por habitante en Galicia, es decir la renta que queda en poder de los hogares gallegos una vez pagados los impuestos directos que recaen sobre ellos y las cuotas obligatorias a la Seguridad Social, está por debajo de la media del Estado.

Una pésima noticia que viene a sumarse a las ya demasiadas que hemos ido conociendo a lo largo de este 2015 que finaliza y que constatan que nuestra comunidad transita en el vagón de cola en cuanto a la consecución de riqueza, bienestar y servicios por parte de quienes vivimos en este rincón de la península.

Urge preguntarse el por qué de esta situación y urge, sobre todo, que la Administración autonómica sea sensible y tome medidas al respecto. En ocasiones, incluso, bastaría con que se tomase nota de las aplicadas por otros gobiernos autónomos de igual color que el que tenemos en Galicia.

O por las aplicadas por el propio presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, quien, por cierto, confío y deseo tenga la suficiente cintura política para conseguir revalidar el cargo. Las medidas tomadas en su día por el presidente pontevedrés consiguieron, por ejemplo, evitar un rescate, reducir hasta niveles anteriores a la crisis la prima de riesgo, crear empleo y situar el crecimiento económico del país en un 3%.

Sin embargo, en Galicia, con dos mayorías absolutas del Partido Popular no hemos conseguido sacar buena nota prácticamente en nada. Salvo en la reducción de déficit de nuestra autonomía, conseguido eso sí a costa de sacrificar servicios y el bienestar de quienes aquí vivimos.

Galicia está por debajo de la media en renta disponible porque, entre otras razones, no ha sido hasta estos últimos meses de la legislatura cuando se ha decidido bajar el tramo autonómico del IRPF o suprimir el Impuesto de Sucesiones, cuestiones éstas que han supuesto dos considerables agravios respecto a otras comunidades.

O porque seguimos siendo incapaces de liberar de peaje la columna vertebral de nuestras comunicaciones, la AP-9. Por nuestra dispersión territorial los gallegos nos vemos obligados a una mayor movilidad. Seguir teniendo que pagar un peaje por ello lastra nuestra renta al tiempo que supone un mayor riesgo para los conductores. No olvidemos que somos la comunidad en la que, proporcionalmente, mayor número de personas mueren en carretera.

Nuestros gobernantes autonómicos deben ir por delante a la hora de tomar medidas que mejoren nuestra renta disponible. Ya no se trata siquiera de una cuestión de partidos sino, seguramente, de personas. Y quienes nos dirigen han de ser sensibles a esta cuestión. Sin renta de la que disponer no hay economía que pueda crecer.

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