Opinión

A rendir cuentas

O SEA que tiene que volver, otra vez, a pedirle a los gallegos que le den su confianza. En cuanto acabe este cisco sanitario en que nos metió la tradicional incompetencia progre, hay que convocar elecciones. No lo tiene fácil, pero está acostumbrado a estas situaciones de crisis y así lo está demostrando con creces estos días terribles.

Lleva ya unos cuantos años en el gobierno y debe rendir cuentas de lo hecho ante los contribuyentes, que están en estos días de pandemia fumando en pipa por las esquinas de sus domicilios. Unos años de mandato complicados y recortando gastos, obligado por la crisis del 2008 que aun llevamos a cuestas y que vamos a cambiar por otra, que dicen aun mayor y más demoledora, provocada por este COVID-19, que iba a ser un catarrillo y se ha convertido en una nueva Plaga de Justiniano.

Pero Núñez Feijóo está acostumbrado a gestionar con las cajas del tesoro llenas de telarañas que siempre dejan los antecesores, como ya es tradicional en esta Celtiberia circense que nos ha tocado vivir. Tiene el presidente una gran experiencia en las labores de gobierno, sentido común, pies en el suelo, afilada calculadora, prioridad para las necesidades reales y tijera para lo superfluo. Y un único objetivo: mejorar el nivel de vida de los gallegos.

Recibió una Galicia renqueante, con una deuda millonaria y en plena crisis mundial, después de un gobierno bipartito inconsistente y falto de confianza, propia y ajena, en donde cada uno iba por su lado, y logró, en años muy duros, una importante confianza ciudadana y una evidente estabilidad, tan extraña y difícil, en estos tiempos que corren.

Feijóo, cuando gana las elecciones generales promete muy poco. De hecho, no promete nunca nada, salvo dedicarse junto a su gobierno a trabajar. España lo va a pasar muy mal, pero mucho. Ya no tenemos crédito en Europa y nuestros socios no nos quieren prestar dinero. Y esto ya viene de atrás. Teníamos crédito con Aznar y lo perdimos todo con las ocurrencias de Zapatero y sus ministros. Y mañana estaremos mucho peor. Poco, pues, puede prometer Alberto Núñez. Solo ofrecer a la ciudadanía su empeño en salvar a Galicia del temporal que nos espera, frenar la recesión, poner en práctica las reformas que sin duda habrá que hacer y conducir a la economía hacia el crecimiento y la creación de empleo. Dentro de poco, el presidente de la Xunta va a volver a afrontar otra contienda electoral. Y va a rendir cuentas de lo que hizo. Reformó la Administración, suprimió gastos innecesarios y, hoy, se controla hasta el último euro que se gasta. El presidente ha hecho que Galicia vuelva a ser una región solvente en la que se puede confiar y que paga puntualmente las deudas a sus proveedores. Feijoo, lleva ya muchos años haciendo sus deberes, con errores y con aciertos como cualquier gobernante, y, además, demostró, cabalmente, que con una política económica rigurosa se puede garantizar el Estado del Bienestar que disfrutamos en Galicia. Esas son sus cartas. Solo le resta esperar el fallo del juez ciudadano que le dé o le retire la confianza. No puede hacer nada más. Los demás líderes políticos también se someterán a juicio de la ciudadanía. Así es la Democracia. Deben enseñar, también, sus cuentas de estos últimos meses. Meses de circo parlamentario, ocurrencias varias y cachondeo general, en un país que lo que necesita es solvencia y preparación en sus dirigentes.

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