Opinión

Alfonso Guerra

ESCRIBÍA NO hace mucho en esta misma columna, que viven aún tres, pero están callados inexplicablemente. A Fraga, Solé Tura, Cisneros y Peces Barba ya se los ha llevado el barquero a un mundo mejor. Hoy solo están entre nosotros los señores Pérez Llorca, Herrero de Miñón y Miguel Roca. Todos ellos fueron elegidos para la redacción del anteproyecto de Constitución que ha dado a España el periodo de paz más próspero y fértil de su Historia. Hoy, nuestra Constitución que es la ley más importante que rige y regula nuestra convivencia y que con tanta ilusión y esfuerzo se aprobó por los españoles, está en un tris de desaparecer por las locuras de unos funestos personajes que, irresponsables, pretenden romper esta vieja nación. Ante semejante desafío, que viene produciéndose y desarrollándose, sin prisa pero sin pausa, desde el mismo día en que se inició la democracia en España como consecuencia de la deslealtad, la mentira y las triquiñuelas de los partidos políticos separatistas, vascos, catalanes y gallegos, sorprende sobremanera el silencio de Llorca, Herrero y Miguel Roca, hombres de Estado y Padres de la Patria que asisten, sordos y mudos, a las traidoras embestidas que, hoy, desde el separatismo catalán recibe nuestra Constitución.

Es muy triste para una vieja nación como España que ha dado grandes hombres al mundo, que sus hijos más importantes y preclaros, con autoridad moral para pronunciarse públicamente ante semejante traición, hagan el don Tancredo en unos momentos tan difíciles como estos. Pero no solo ellos están callados. Muchos importantes personajes de la Transición española siguen la misma postura del medroso silencio. A Felipe González se le escucha muy poco, y nada se sabe de Carlos Solchaga, Almunia, Solana y otros muchos que como ellos conformaron la legislatura constituyente.

Estos días, sin embargo, se pronunció Alfonso Guerra que no dejó, como acostumbra, títere con cabeza. Dijo Guerra lo que piensan la mayoría de los españoles: que el presidente de la Generalidad, Arturo Mas, está llevando a cabo "una suerte de golpe de Estado a cámara lenta" y criticó de manera abierta y muy cruda la falta de reacción del Gobierno del PP y de los "pusilánimes" que reniegan del artículo 155 de la Constitución, así como la responsabilidad de la izquierda catalana y la “complicidad” de los sindicatos con el separatismo. Sindicatos y también empresarios, añado yo, que trincan de la subvención del gobierno catalán y esconden sus valores y su ética debajo de un pobre plato de lentejas.

Guerra y otros políticos como él quisieron, después de la muerte del general ferrolano, hacer de España una nación moderna, unida y plenamente incardinada en Europa. Aquellos hombres redactaron una magnifica Constitución que nos ha dado muchas décadas de tranquilidad y de prosperidad que todo el mundo reconoce. Hoy, desgraciadamente, asistimos a lo que puede ser el final de estos años de progreso y democracia. Y lo hacemos ante el clamoroso silenció de muchos Padres de la Patria. Los juzgará la Historia. Una pena.

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