Opinión

Alzhéimer

ME DECÍA mi santa madre, un año antes de morir, que le dolía la espalda, que se cansaba y que, a veces, no se acordaba de las cosas. Yo le comentaba que eso era lógico a su edad y que no había de que preocuparse. Noventa años, son muchos años. Y no vienen nunca solos. Traen muchas complicaciones y una de ellas es la dificultad para el recuerdo claro y nítido que se va perdiendo, día a día, sin remedio. Mi madre, como otras muchas madres de su edad, se acordaba muy bien de su niñez, de sus amigas de la infancia y de las compañeras de la Normal de Magisterio pero se le resistían, en ocasiones, las vivencias más cercanas. Yo siempre le comentaba que existían enfermedades peores, que había que ir tirando y que no tenía Alzheimer. Esa terrible dolencia que a ella tanto le preocupaba y que nos rodea por todos lados. Una enfermedad maldita que anula al que la padece y supone una colosal carga para la familia que cuida al enfermo. Cuando uno lee las estadísticas que sobre este mal se publican se le ponen los pelos de punta y no entiende como el Estado y todo su entramado no dedican muchos más medios a paliar los tremendos efectos y las consecuencias que provoca.

Leía estos días unos datos escalofriantes. Actualmente, se diagnostica un caso de enfermedad de alzhéimer en el mundo cada 4 segundos, y los especialistas en esta plaga bíblica de nuestros días creen que las previsiones son, extraordinariamente, alarmantes. Se prevé que en el año 2050 haya más de 100 millones de personas con alzhéimer. Imagínense el mundo que viene. Asusta. Pero asusta y preocupa, también, la poca atención y los escasos medios que, desde las instituciones, se dedican para tratar de paliar las gravísimas consecuencias que provoca esta dolencia.

Que esta España nuestra es un país lleno de políticos virtuales que, en vez de solucionarle los problemas a los ciudadanos, les crean otros mucho más graves, dejando de lado las verdaderas preocupaciones que sí les quitan el sueño a los ciudadanos, es algo ya sabido. A los españoles, les preocupan las cosas de verdad. Problemas reales que se ven y se tocan y que le van al bolsillo, a su bienestar y al de su familia, como lo es la enfermedad del Alzheimer y su terrible avance. El alzhéimer es la causa de demencia más frecuente y, según los estudios que se publican, es la enfermedad, incurable por cierto, responsable del 70 por ciento de los casos diagnosticados. En esta España a la deriva, endeudada, rota y maltrecha existen, hoy, más 1,2 millones de personas que padecen esta enfermedad. Añadan ustedes, ahora, a las familias que cuidan a estas personas y están pendientes de ellas con millonarios gastos y mínimas ayudas, y ya tienen el cuadro completo. Un cuadro de terror.

El problema, ahí está pero muy pocos han movido un dedo para afrontarlo y solo se está tratando de solucionar con parches. Los gobiernos que sean, tienen que tomar de una vez por todas cartas en esta gravísima situación, y dejar de gastar el dinero en memeces y tonterías progres y solidarias menores. Hay que rascarse el bolsillo y afrontar el problema con ayudas a los familiares, la construcción inmediata de centros y residencias suficientes que puedan acoger a estos enfermos. No queda otra.

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