Opinión

Las brumas de la ministra

Doña Raquel Sánchez Jiménez, es la señora ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Ministerio al que habría que añadir el nombre de Compañía Internacional de Coches Cama y de los Grandes Expresos Europeos, a juzgar por las ocurrencias de parvulario que la señora Sánchez demuestra en las labores de Gobierno. La semana pasada estuvo por estos pagos para traernos la civilización y sacarnos del aislamiento que padecemos. Vino en el AVE, para acercarnos la buena nueva ferroviaria y comunicarnos nuestro nuevo estatus de región civilizada y europea, sin brumas. La señora ministra es catalana de Gavá y ya saben ustedes que estos socialistas catalanes que son también separatistas fijos-discontinuos y por circunstancias de la producción, son muy dados a mirar por encima del hombro al vecino y darle lecciones desde esa superioridad tan aldeana que demuestran a diario. Dijo doña Raquel en su discurso, haciendo referencia a Valle-Inclán, que gracias a ella y a Pedro Sánchez "la Galicia aislada y brumosa que describía hoy por fin es historia". Deo gratias. Y es que estos separatistas se creen la repera y después de 30 años de retraso en las obras, aún tenemos que agradecerles la limosna.

Recuerdo que hace unos años había caído en paracaídas en Santiago de Compostela, un tal Francisco Homs, consejero de la Presidencia del gobierno regional y uno de los más destacados trileros del separatismo catalán. Homs vino a la capital gallega a insultarnos. No era la primera vez que lo hacía. Ya nos había llamado ladrones a todos los españoles desde Barcelona y ahora venía a hacerlo en un acto en el Hostal de los Reyes Católicos, micrófono en mano y café en la mesa, ante una audiencia que le escuchaba embobada, absorta y fascinada. Venía a decirnos que no le gustaba que los gallegos tuviésemos un tren de alta velocidad. No le gustaba y había hecho, además, todo lo posible e imposible para que se paralizase su construcción. Lo había pedido, incluso, ante en el Parlamento europeo. Decía Homs en nuestras mismas narices que para estas tierras tan lejanas y atrasadas, cultural y económicamente, no era necesario el tren de alta velocidad. Para este separatista un AVE a Galicia era y es tirar el dinero. Un despilfarro intolerable. Los gallegos, que somos gentes sencillas y humildes y que nunca hemos levantado la voz, nos teníamos que conformar con seguir viajando en el Ferrobús y tirando del carro de vacas con la boina calada y el paraguas en la chepa. El señorito catalán vino a reírse de nosotros y lo consiguió ante el incomprensible aplauso general de un auditorio de mudos pasmarotes incapaces de contestarle.

Ahora llega una señora, también catalana, a decirnos que ya no estamos aislados y hemos salido de la bruma. El bwana blanco nos ha traído el caballo de hierro y ya no tenemos que llevar el algodón a pie y descalzos a la fábrica. La Galicia brumosa de Valle-Inclán ya no existe. Ni "Aromas de Leyenda", ni "Las Comedias Bárbaras", ni "Flor de Santidad", ni "Romance de Lobos". Solo existe Pedro Sánchez y esta tía de Gavá.

Comentarios