Opinión

Ceuta y Melilla

Más de mil subsaharianos intentaron saltar la valla en Melilla. Han pasado más de 500. Nada nuevo bajo el sol. En Ceuta y Melilla estamos como en Ucrania: merced a los caprichos de un dictador, en este caso marroquí y sin defensa de la OTAN. Somos tan listos que cuando ingresamos en la OTAN sus dirigentes dejaron a Ceuta y Melilla fuera de la protección del Tratado del Atlántico Norte. Y el gobierno español de turno bajó la oreja incomprensiblemente, como de costumbre. Los políticos españoles, ya se sabe, son de perfil plano, no quieren problemas y menos aún solucionarlos. Solo chofer, despacho y grandes sueldos. Miran para otro lado y si vienen mal dadas se meten debajo de la cama. Pero claro visto lo que está ocurriendo en Ucrania el personal comienza a preocuparse. Mojamé nos toma por el pito del sereno, nos ha perdido definitivamente el respeto y nos envía cuando le peta miles de subsaharianos para que nos invadan.

De aquellas aguas vienen estos lodos. Y es que el personal celtibérico tiene muy poca memoria y ya no se acuerda cuando Zapatero, siempre Zapatero en todas las desgracias, viajo a Marruecos como líder de la oposición a presentarle sus respetos al reyezuelo marroquí, justo después de que el dictador retirase a su embajador de Madrid en un acto de contestación infantiloide a la siempre firme política de Aznar que no se andaba con chiquitas en el trato con el marroquí.

Ya se sabe que los dictadores, tradicionalmente, tratan siempre de distraer y desviar la atención de su pobre y sufrida ciudadanía de los gravísimos problemas internos y de la escandalosa corrupción que asola todas las instituciones de la dictadura alahuita. Y el monarca marroquí actual, igual que su padre, utiliza este resorte siempre que puede.

Marruecos, había retirado a su embajador de Madrid por el capricho de su monarca, en un acto hostil a España que el gobierno de Aznar, prudentemente, ni contesto. Y entonces surgió Zapatero quien, en vez de respaldar la postura española, no se le ocurrió otra cosa que visitar al reyezuelo, humillándose , en una presunta labor de mediación que no solo no le correspondía sino que, además, nadie se le había pedido. Por si acaso, claro. Nadie en España entendió ni comprendió aquella bajada de pantalones zapateril ante el dictador norteafricano. Pero si lo comprendieron muy bien y lo interpretaron mejor los marroquíes que vieron en aquella visita de Zapatero, siempre Zapatero, una absoluta y clara muestra de debilidad en el líder socialista que archivaron convenientemente.

Han pasado los años, Zapatero cabalga a lomos de Rocinante por Hispanoamérica tratando de desfacer entuertos ayudando a dictadores a comisión y el rey de Marruecos sigue en la misma actitud. Ahora esta Sánchez que es más o menos de la misma medida que Zapatero, por lo que el amigo Mojamé le aplica tranquilamente la misma medicina. Han retirado a su embajadora de Madrid hace ya tiempo; masacran al pueblo saharaui y nos envían miles de personas al asalto de la valla. Mientras, el gobierno disimula y mira para otro lado. Y, claro, ante la política de bajada de pantalones el vecino marroquí se encuentra fuerte y ya reclama Ceuta y Melilla. En Vox han pedido a Pedro Sánchez que blinde con el ejército las dos ciudades. Pero los vecinos ceutíes y melillenses no las tienen todas consigo. Y es que vista la política internacional desarrollada por este gobierno, cualquiera se fía.

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