Opinión

Chivite

CUANTOS llantos y cuantos lloros ante las cámaras; cuantas lágrimas de cebolla y cuantas de cocodrilo peneuvista; cuantas notas de condena; cuantas manifestaciones; cuantos espíritus de Ermua; cuantas mesas de Ajuria Enea; cuanto clamor político; cuantas manos blancas. Y, también, cuantos políticos, curas y obispos falsos, racistas y sinvergüenzas, de fingidas palabras, tibias y calculadas, que obligaban, a ciencia y paciencia de los hipócritas peneuvistas, a sacar los féretros de nuestros valientes guardias civiles y policías por la puerta de atrás de las iglesias. Cuanto cuento chino. Cuanta patraña. Cuanto asco y cuanta arcada. Ya lo anunciaba hace años la anciana y valiente madre socialista de Pagazaurtundua, asesinado por la ETA, cuando le escribió una carta abierta al entonces líder de los socialistas vascos, Patxi López, en la que le decía "Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son. A tus pasos los llamarán valientes. ¡Qué solos se han quedado nuestros muertos!" Si, y que solos siguen. Se veía venir en el socialismo vascongado y ahora lo tenemos ya en el socialismo navarro con María Chivite. Pobre señora. Menudo papelón le ha tocado desempeñar. Una "Rosalinda" en el teatro de guiñol de la política española. Una títere navarra, una muñeca cuyos hilos mueve un Pedro Sánchez que ha pactado con el etarra Arnaldo Otegui para que colocara a María Chivite en la presidencia del viejo Reino de Navarra. Este sábado, el socialismo de Sánchez se retrató ante toda España. Y la señora Chivite, también. ¿Qué tremenda y urgente necesidad hay para protagonizar semejante ignominia de la mano del etarra Otegui? Una traición en toda regla a los navarros que en estas elecciones votaron a socialistas y a la derecha de Navarra Suma para quitarse de encima el siniestro gobierno separatista y vascongado de la señora Uxue Barkos con Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda Ezkerra. Pero la señora Chivite les ha dado la espalda a sus vecinos y ha preferido al etarra Otegui. Uno de los personajes más siniestros de la fauna celtibérica. Un canalla en toda regla y un personaje deleznable que desprecia la vida humana y se ríe de las víctimas asesinadas por sus colegas. Este sábado, los socialistas del "No es no", cometieron una acción malvada y vil, una infamia y una afrenta sin precedentes. Afrenta, repugnancia y tristeza que sienten, hoy, millones de españoles. La misma tristeza que sentimos cuando Pedro Sánchez acercó los terroristas a las cárceles en el país Vasco; o cuando en el aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, los representantes socialistas de algunos ayuntamientos, se desmarcaron de su homenaje. Quieren olvidar a toda costa. Con la ETA no hay memoria histórica. Pero hay cosas que no se olvidan nunca. Y es imposible esconder y maquillar la vileza de tantos crímenes. Los españoles de bien no lo olvidan. ¿Cuál es la razón, señor Sánchez, de tanta ignominia? ¿Qué necesidad hay de traicionar las víctimas, muchas de ellas socialistas y muchas de ellas navarras? ¿Y para llegar a esto hacían falta tantos llantos de caimán? Qué pena y que tristeza me da señora Chivite que deje usted el gobierno del viejo Reino de Navarra en manos de Arnaldo Otegui. Pero bueno, ya le juzgara la Historia, señora Chivite. Vaya si le juzgará.

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