Opinión

El cachondeo autonómico

O SEA QUE mientras nos llegan las noticias de Italia en donde el número de contagiados por este virus que nos invade, alcanzó el viernes la cifra de 21.157 contagiados y 1.441 fallecidos, 175 de ellos en un solo día, que se dice pronto. O sea, que cuando sabemos que en esta España maltratada y mal gobernada por aficionados y aficionadas instalados en los pasillos del poder, el número de fallecidos en Madrid se duplica en las últimas 24 horas y alcanza ya los 133, mientras los últimos datos del ministerio de Sanidad señalan que en España tenemos 5.753 casos, 1.500 en solo un día. Mientras la región catalana tiene 715 contagiados, con 206 casos en una sola jornada y 8 muertos; y el País Vasco con 522 contagiados y 19 fallecidos. Mientras todas estas desgracias ocurren, el presidente del Gobierno, desbordado y asustado, e incapaz de tomar una sola medida seria y coherente, se encuentra, encima, presionado y chantajeado por los comunistas de Podemos y por los separatistas catalanes y vascos, para poder parir, cuando esto escribo, una vital declaración del estado de alarma.

Y es que esto del llamado Estado de las autonomías que parieron nuestros constituyentes en 1978, está demostrando muy a las claras la leche que da y lo poco para que sirve, sobre todo a la hora de afrontar una crisis de esta envergadura que va, gracias a la insolvencia de Pedro Sánchez y sus ministros, viento en popa y a toda vela, hacia los mismísimos resultados italianos, si Dios no lo remedia. Y es que la política no es una broma y gobernar lo es mucho menos, porque de las decisiones que se tomen o que no, dependen la hacienda y la vida de muchos ciudadanos. Y ya lo estamos viendo. Que de dos cantamañanas separatistas, a los que a uno se le caen los vertederos con los obreros dentro, y al otro, al catalán, la baba y los pantalones, dependa la salud y la vida de 47 millones de españoles es para escapar corriendo de este bellísimo y gran país, maltratado por una clase política extractiva, mentirosa, incompetente e irresponsable. Una clase dirigente medrosa, que se pone siempre de perfil y que, jamás, se enfrenta a un problema.

Toda esta pandilla de torpes y sus negligentes actuaciones, han dejado muy mal paradas y absolutamente por los suelos, las presuntas virtudes y excelencias que, en teoría, tendrían las comunidades autónomas para sus ciudadanos en la prestación de servicios. Un sistema autonómico que estos días demuestra que es un auténtico cachondeo. Unos abren colegios, los de al lado los cierran; unos suspenden fiestas, otros dicen que no suspenden nada y a los cinco minutos cambian de opinión y suspenden; unos cierran regiones y los vecinos de al lado reciben a un crucero procedente de Italia con 3.500 turistas que se pasean tranquilamente por Mallorca; Pedro Sánchez y la Calvo nos piden, ahora, que nos quedemos en casa y hace siete días nos decían que saliéramos a manifestarnos intercambiando fluidos con de decenas de miles de personas.

Mientras, el ciudadano está asustado y se acuerda a diario de los muertos de estos incompetentes. Una sociedad desamparada que está buscando y no encuentra a quien debía de liderarla, explicándole sin mentiras, lo que pasa y ejecutando con determinación las medidas que haya que tomar por muy duras y dolorosas que sean. Lo dicho, un pitorreo mayúsculo.

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