Opinión

¡En el talego!

Si, si, no es broma. El gobierno de Pedro Sánchez, el gobierno de esta vieja nación, ha negociado los Presupuestos Generales del Estado, en el trullo, con un golpista. Si, si, no es ninguna broma. El señor Sánchez ha enviado a una cárcel a su socio de gobierno, Pablo Iglesias, para que convenciera al separatista de la bondad presupuestaria podemita a cambio de vaya usted a saber que infames concesiones. Cuando estudiábamos en Santiago de Compostela, los progres de la izquierda santiaguesa, fomentaban la leyenda negra, con aquella manida frase de que África empieza en los Pirineos, mientras trataban de convencerte, sin éxito alguno, de las bondades del famoso eurocomunismo de Berlinguer, Marchais y Carrillo a los que, como a Pablo Iglesias, les cayó el muro de Berlín en el cogote. Nunca hice caso de semejante leyenda antiespañola, entre otras muchas cosas, porque tuve la inmensa suerte de tener magníficos profesores en el bachillerato que me enseñaron la extraordinaria e incomparable Historia de España, con sus luces y sus sombras como todas, y de la que los españoles podemos estar muy orgullosos.

Pero, visto lo visto en estos días, tengo una seria duda de que, efectivamente, nuestro país, que ha ocupado en el año 2007 el séptimo lugar en la economía mundial y que hoy, después de la brutal crisis económica de 2008, ha logrado mantenerse dentro de los 15 mayores países del mundo, situándose nuestra economía en el puesto 14 muy cerca de Rusia y Australia, no se encuentre ya en estos momentos y gracias al señor Pedro Sánchez y sus socios, en pleno continente africano.

Y es que se puede aguantar que el socialismo en España diga que la nación española es un concepto discutido y discutible; que Otegi es un hombre de paz; que se negase una galopante crisis económica diciendo que estamos en la Champions League de la economía y que la crisis es una falacia; que la Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento y que la próxima legislatura, Zapatero dixit, lograremos el pleno empleo en España. Se puede tolerar, incluso, que un partido que se dice constitucional, presente una moción de censura apoyado por golpistas y separatistas, prometiendo convocar de inmediato unas elecciones, e incumpla lo prometido sin el menor rubor. Se puede soportar, aun todavía, que un gobierno tenga a cinco de sus ministros bajo sospecha. Pero lo que es a todas luces intolerable, una ignominia y un atropello para la democracia española, es que el presidente del Gobierno envíe a un socio a negociar los Presupuestos con un golpista encerrado en el mismísimo trullo. La Ley de Presupuestos de un país como España, que es la ley más importante que todos los años se examina, se enmienda y se aprueba en las Cortes Generales, no se puede debatir en el talego, señor Sánchez. Los ingresos y los gastos del Estado que afectan a casi 47 millones de españoles no se pueden debatir en un vis a vis carcelario. La sanidad, la educación, las pensiones, las infraestructuras, las inversiones reales y la deuda pública, son cosas muy serias que afectan al bienestar de los ciudadanos y no se pueden acordar, concertar y convenir con un presidiario en chirona. Incluso, se puede sobrellevar que haya publicado usted una tesis de dudosa originalidad. Pero este apaño carcelario, legitimando a un golpista, señor Sánchez, es un atropello a España y a nuestra democracia.

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