Opinión

Jacinto Ruiz y Mendoza

LO OCURRIDO esta semana en nuestro país, entre asesinos terroristas, cómplices y encubridores de los mismos, mediadores de la paz de los cementerios, robo al por mayor, abusadores en manada, violadores varios y el tradicional circo catalán, amén de producirle un asco colosal a cualquier ciudadano decente, denota, claramente, que este país se va por el sumidero. Así que, en vez de ocuparme de todo este estiércol que llena, "a según", las televisiones y las radios, voy a desintoxicar el hígado y a ocuparme de un héroe nacional. Una persona decente, un patriota y un buen español: el teniente Jacinto Ruiz. El Madrid de los Austrias, la Plaza Mayor, la Cava Baja, la maravilla del Palacio Real, la Puerta del Sol, el barrio de Malasaña, la desaparecida montaña de Príncipe Pio, la Puerta de Alcalá, el cementerio de la Florida, la Plaza de la Lealtad, son lugares de la capital de España que estos días pasados, se convirtieron en principales protagonistas de un muy señalado suceso de nuestra Historia.

Un dos de mayo, en el que el pueblo llano de Madrid, hombres y mujeres, se lanzaron a cuchillo contra el ejército invasor de Napoleón. El Museo del Prado, de la mano del genial Goya da buena fe de todo aquello y de la crueldad innecesaria con la que la soldadesca francesa trató a los madrileños que se defendieron con todo lo que tenían a mano.

En la Plaza de la Lealtad y en la montaña de príncipe Pio fueron fusilados cientos de ellos por el carnicero Murat que quería hacer méritos ante Bonaparte. Madrileños, como la joven Manuela Malasaña o los valentísimos capitanes Daoiz y Velarde y el teniente Ruiz, que mataron y murieron por su patria y por un rey que, al final, resultó ser un felón y un traidor a España.

El teniente Jacinto Ruiz y Mendoza era un joven militar que inició su carrera con apenas dieciséis años en su ciudad natal de Ceuta como cadete en el Regimiento Fijo. El 2 de mayo de 1808, Ruiz, se encontraba en cama convaleciente de una enfermedad, pero al oír las descargas del ejército francés sale al mando de su compañía para reforzar las tropas del cuartel en el Parque de artillería de Monteleón, poniéndose a las órdenes de los capitanes, Luis Daoíz, y Pedro Velarde y organizando, con los muchos paisanos que hasta el cuartel llegaron pidiendo armas, su defensa. Daoíz y Velarde mueren en el combate y el teniente Ruiz, al ser herido en el brazo izquierdo se retira al interior del patio para seguir peleando. Después es alcanzado en la espalda por un balazo que le sale por el pecho causándole enormes destrozos. Cuando finaliza el asedio y se comienza a retirar los cadáveres de los defensores se encuentran con el cuerpo de Jacinto Ruiz todavía vivo. Es trasladado de inmediato a su domicilio para que las tropas francesas no le hagan prisionero y pueda recuperarse de sus graves heridas. Más tarde, se le envía a Badajoz pero en el viaje fallece. Contaba 29 años de edad. Como es costumbre en este país de petisúes y acomplejados, su extraordinaria heroicidad tardó en ser reconocida y fue la regente María Cristina, madre de Alfonso XIII, quien lo hizo en la plaza del Rey de Madrid. Nuestros héroes de hoy, en cambio, descansan muy bien en Sálvame Deluxe con Belén Esteban al frente del cañón. De sonido, claro. ¡Cómo ha cambiado el cuento!

Comentarios