Opinión

La Gorda catalana

ESTÁ MONTORO enormemente preocupado. Nada se sabe de la Gorda. Es un misterio que tiene a toda españa en vilo. ¿La habrán suprimido con el asunto del 155? el año pasado, la Gorda, es decir, el primer premio de la lotería regional catalana, que es una muy mala imitación del sorteo de navidad, no le tocó a nadie y se quedó con lo recaudado el gobierno de Arturo Mas y sus trileros. Resultó que del número de la Gorda no se había vendido ni un solo décimo. Hace un par de años picaron algunos incautos separatistas subvencionados que se vieron obligados por aquello de hacer patria, pero en el 2016 la recaudación de esta rifa navideña catalana cayó en picado.

Se habían puesto a la venta décimos de lotería por valor de 50 millones de euros y sólo se recaudaron 24 millones. Y lo gracioso es que no volvió a tocar. El personal, que había comprado las rifas, se empezó a mosquear y a sospechar que le habían tomado el pelo. Es lógico. Pero cuando ya pillaron un cabreo monumental fue cuando se enteraron que el segundo premio había caído en una tienda de comestibles de donde era alcalde el señor Oriol Junqueras que, ya se sabe, que donde pone el ojo pone la bola. Del tercer premio no se tiene noticias, aunque se sospecha que le pudo tocar a Arnaldo Otegui que estos días anda de gira por estas tierras de España celebrando la buena nueva con los palmeros locales.

El asunto, es que este año la cosa de la Gorda está muy chunga y no se sabe si se celebrará. No tiene buena prensa y el personal está harto de que le engañen. Ya no se fía ni de los bombos, que son de fabricación china como las famosas urnas y los tiene escondidos en su casa algún cura trabucaire. Los responsables deben cambiar el sistema y hacer el sorteo mucho más transparente y fiable. Así, debían de celebrar la tómbola en Bruselas, con el fiscal belga, Jean-Marc Meilleur, moviendo el bombo, para que la familia Pujol al completo, los de Banca catalana, Narcis Serra, Mara- gall y la dirección al completo del Palau de la música, todos ellos en pantalones cortos y pajarita, repartieran los premios y el dinero. Shakira, Piqué y Guardiola con el cardenal Sistach, asesor en la redacción de la Constitución de la República Catalana, serían unos magníficos presentadores de la gala lotera, a la que le darían una gran fiabilidad. 

A lo mejor así, con estos personajes tan entrañables, el pagano se deja llevar y vuelve a picar el anzuelo. Pero no es fácil. Me da que los ciudadanos catalanes no están para loterías con la que le han montado los del gobierno regional. Ellos que vivían tan ricamente, en una región otrora prospera y pujante, están viendo cómo se fugan de allí las empresas y el dinero, como aumenta el paro, como disminuye la inversión, como cae el turismo, en un colosal carajal político que, sin duda, llevará a la región a la inseguridad jurídica, al descredito nacional e internacional e, incluso, a la insolvencia económica y a la pobreza. Una lotería que les ha tocado a los catalanes gracias a muchos años de Pujol, tripartitos del PSC, y cobardes puchimones, cuyos logros más importantes y sus primeras consecuencias ya están aquí: Desde el 1 de octubre pasado se ha marchado una empresa de Cataluña cada 20 minutos. Menuda lotería, cuyo premio, me temo, que se volverá a repetir. Y esa sí que es gorda

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