Opinión

La sardana judicial

DOÑA CARMEN Forcadell es la presidenta del parlamento regional de Cataluña. Hace un par de días, una juez de Barcelona la llamo para que declarara un poquito por la querella que presentó la Fiscalía contra ella por prevaricación y desobediencia al Tribunal Constitucional. Y es que doña Carmen permitió, dándoles un corte de mangas a los magistrados, que sus señorías parlamentarias votaran un documento alambicado que trataba de poner en marcha el proceso independentista catalán.

Forcadell llegó al juzgado rodeada de partidarios, en una suerte de escrache judicial a distancia. Estuvo un ratito ante su señoría, contesto a las preguntas de su abogado y dio la callada por respuesta a las que le formularon la jueza instructora y el Ministerio Fiscal a quienes dejo con un palmo de narices procesal y un a freír puñetas muy batasuno.

Después salió a la calle entre los vítores de sus seguidores y el flamear de banderas catalanas y uruguayas muy apropiadas para la ocasión circense. Mientras, cientos de enfermos esperan en los pasillos de los hospitales catalanes a que les den una habitación; los servicios de urgencias están colapsados, las salas de espera abarrotadas, los cristales de las ventanas pegados con cinta aislante y los lavabos sin papel higiénico ni jabón. Pero este desastre, que vienen denunciado desde hace tiempo los profesionales sanitarios, les importa un rábano a los dirigentes del oasis catalán que están a lo que están, desde hace cuarenta años, aunque no se entere muy buen nuestra vicepresidenta que cree que el chantaje permanente se arregla con dinero y manzanilla. Que equivocada esta doña Soraya. Aunque, eso sí, hay que reconocer que tiene más moral que el Alcoyano C.F.

El desastre sanitario es uno más de los despropósitos que causan los que gobiernan la finca de Pujol desde hace cuarenta años. Un cachondeo enorme y un pitorreo monumental. Desde Maragall, a los convergentes del tres por ciento, pasando por el amigo de los asesinos de la ETA, Rovira, junto a Montilla y a los del «trile» de la OPA a Endesa, el barrio del Carmelo, el Estatuto inconstitucional; lo del Metro; lo del aeropuerto; lo de los trenes de cercanías; lo del AVE, lo de los socavones y las grietas en numerosos edificios cercanos a la vía del tren de alta velocidad y mil cosas más, que ponen de manifiesto y en evidencia a una estirpe de políticos que ha terminado por arruinar una región que fue, gracias a los esfuerzos y el dinero de todos los españoles, emigrantes incluidos, prospera y muy rica, económica y culturalmente. Una región privilegiada, mimada, protegida, enchufada, consentida y agraciada por el centralismo tradicional español y, en especial, por el dictador Francisco Franco, que la hizo pudiente y adinerada en detrimento de las demás regiones de España y que, en estos momentos, y gracias a las genialidades de la troupe separatista crece económicamente por debajo de la media y es superada ampliamente por la Comunidad Autónoma de Madrid. A Cataluña la han llevado a la quiebra. Debe más de 65.000 millones de euros y subsiste gracias al resto de España. Pero eso les da igual. Siguen bailando la sardana, incluso, en los juzgados. Estos días la protagonista fue Forcadell. Pero el espectáculo mundial será cuando vayan a declarar Pujol y su encantadora familia. Si van, claro.

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