Opinión

La suerte de Ternera

SI, SI, menuda suerte la de este terrorista. Tendrá solo que esperar un poquito, volver a las vascongadas, asistir a los homenajes que le tributen por los pueblos y esperar a que los del PNV le den un chollo de funcionario en la autonomía vasca por mérito y capacidad.

Parece ser que los etarras han dicho que van a entregar las armas y todos los dirigentes políticos españoles han mostrado una enorme y desbordante alegría, lo que indica, claramente, que el Estado olvidara sus funciones y mirara para otro lado poniendo a muchos asesinos etarras en la calle y pelillos a la mar. Tiempo al tiempo. Después del asunto del Faisán, los viajes de De Juana Chaos y su régimen alimenticio, el Bolinaga secuestrador de Ortega Lara de chiquitos por el casco viejo, y las ocurrencias de Rodríguez Zapatero y la T4 de Barajas, cualquier cosa puede pasar. Ahora mismo, por ejemplo, hay más de 300 asesinatos de la ETA sin investigar y, por supuesto, sin castigar y no sucede absolutamente nada.

Hace unos años, el gobierno de España, confirmaba, públicamente, que no tenía ni idea de dónde podía encontrarse el asesino etarra “Josu Ternera”, terrorista y diputado que fue en esa parte del territorio de España que se llama País Vasco y en donde, digan lo que digan, la democracia brilla por su ausencia por que sigue habiendo miedo en las calles.

El magistrado instructor que llevaba el asunto de Ternera, un juez a todas luces magnánimo, generoso, comprensivo, desprendido y espléndido, había citado al asesino para que compareciese en el Tribunal Supremo, y el asesino, claro, no compareció sino todo lo contrario: Se pegó el bote. Su señoría entendía que con el terrorista Ternera no existía riesgo de fuga, a pesar de que éste, cuando era el máximo responsable de ETA, ordenó, entre otros atentados, la matanza de la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, en donde murieron asesinadas once personas, entre ellas cinco niñas, cuyos padres le pagaban con sus impuestos el sueldo al terrorista, que estaba estabulado en el Parlamento vasco por esas curiosidades que tiene la democracia española. Y es que en esta España nuestra se escapan terroristas de los juzgados y no pasa nada, pero, amigo, de donde es imposible escapar es de Hacienda. Aquí no hay nuevas citaciones, ni jueces magnánimos, comprensivos y generosos, ni prorrogas de plazo, ni nada de nada. De Hacienda no se escapa nadie, salvo, claro está, los Pujol y demás parentela separatista que tienen bulas antiquísimas del santo padre tributario, monseñor Montoro, don Cristóbal.

En fin, que el terrorista debe de estar muy feliz a la espera de que el Estado español mire para otro lado en una más de esas componendas nauseabundas que se producen en la política española y proceda, arrastrando la toga y la dignidad por el polvo del camino, a soltar asesinos etarras en una amnistía que acabaran pidiendo Pablo Iglesias y compañía. Tiempo al tiempo. Lo dicho, Ternera esta de suerte. Volverá y el Urkullo de turno le dará un chollo de inspector de turismo, para que fiscalice las cocinas de las herrikotabernas, agradeciéndole los servicios prestados.

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