Opinión

Las consecuencias

L a señora alcaldesa de Barcelona ha convertido a la ciudad Condal en un paraíso de la delincuencia y del fenómeno ocupa. Paraíso que se ha ido extendiendo por las localidades vecinas en donde ha cundido el ejemplo ampliamente. Hace unos días dieron la noticia de que había fallecido una tercera persona en la nave que se incendió en Badalona llena de personas sin hogar. Hay 18 heridos, dos de ellos en estado crítico. Escaparon por los pelos de la quema 60 personas. Al parecer la nave en cuestión llevaba doce años ocupada y hasta contaba con un bar en su interior. Nadie, claro está, sabía nada. Los vecinos sí, pero como siempre sus denuncias acaban en un cajón. En estos asuntos de los ocupas como en la mayoría de aquellos en los que hay que imponer la ley, nuestros dirigentes miran para otro lado y después vienen las consecuencias. Aquí solo aplican la ley los de la Agencia Tributaria que, además, quieren ahora entrar en tu casa para hacerte una paralela mientras te afeitas por la mañana. En España, aplicar la ley es un riesgo para las autoridades que trae siempre muchos disgustos y es que las normas que elaboran nuestros diputados son tan progresistas que amparan siempre al delincuente, y no vaya a ser que los denuncien y se queden sin el momio y el sillón. Así que pelillos a la mar. La señora Colau, que ha pasado de hacer escraches como único mérito personal, a ser alcaldesa de Barcelona, que manda carallo, ha hecho de la capital catalana una de las ciudades más inseguras de Europa. Doña Ada, era protagonista de multitud de escraches en donde insultaba y ponía a parir a políticos, generalmente del Partido Popular, en su lucha agotadora contra la gran Banca, los comerciantes, los grandes cruceros y el Ibex 35. O sea, una señora antisistema de tomo y lomo, a quien no le gustan los turistas, ni el G-8, ni la Policía, ni la Guardia Civil, ni los militares, ni el Rey de España. La selección española de futbol tampoco es de su agrado. A ella, le gustan otras cosas y ve muy bien eso de los ocupas. Así, hace unos meses aprobó la ocupación de un edificio y hasta les pago su rehabilitación. Cien mil euros que se gastó el ayuntamiento en las obras. En su programa electoral, se mostraba partidaria de crear nuevos impuestos, paralizar grandes proyectos urbanísticos y empresariales, y acabar con el turismo que es la principal industria de la ciudad. La señora Colau, es una fuente inagotable de ocurrencias. No le gusta que Barcelona se llene de turistas, sobre todo si son pijos, y tampoco es favorable a la celebración de grandes eventos y congresos en la ciudad. Pero donde se lleva la palma es en materia de seguridad ciudadana. Aquí, pretendía eliminar las unidades de policía administrativa y de seguridad; derogar la Ordenanza de Civismo, que prohíbe beber en la calle y regula la prostitución callejera, y suprimir la Unidad de Antidisturbios de la Guardia Urbana. Los resultados de su brillantísima labor no se hicieron esperar. En Barcelona en el primer trimestre de 2019 se contabilizaron 49.363 infracciones. La cifra de ocupaciones también asusta. En la región catalana se registraron 6.688 ocupaciones en el año 2019. Han convertido Barcelona en una ciudad sin ley, donde sus vecinos viven con miedo y organizándose en patrullas ciudadanas para defenderse, por un buenismo muy mal entendido de una alcaldesa escrachadora.

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