Opinión

Las embajadas

¿CRISIS? ¿QUÉ crisis? ¿Huelgas? ¿Manifestaciones? ¿Paros? ¿Protestas? Nada, hombre, nada. Eso en el oasis catalán no existe y mucho menos en el lenguaje de sus gobernantes de campanario. A ellos no les incumbe ni les afecta. No esta dentro de sus atribuciones. La competencia exclusiva de la crisis golpista se la han traspasado a los sufridos catalanes. Los apuros, la recesión y la inestabilidad solo existe para la gente de a pie: los parados, los hipotecados, los embargados, los pensionistas, el enfermo en espera, los regulados en su empleo, las amas de casa, los pequeños comerciantes, los pobres consumidores, los bomberos, los médicos y, en fin, todo aquel que tiene la suerte de vivir en la finca de Pujol e hijos, sociedad limitada. A ellos afecta y solo a ellos. A sus dirigentes no.

Así, mientras los médicos, los bomberos y los estudiantes apedrean el parlamento regional en Barcelona como consecuencia del colapso de la sanidad en la región, con visitas y pruebas médicas suspendidas y cientos de miles de pacientes afectados, el gobierno catalán ha decidido abrir una embajada en Washington DC. Una más a cuenta de los tontos de los españoles que corremos con los gastos de estos separatistas. Pero bueno, esto no es de ahora. Hace ya unos cuantos años estos mismos señores ya habían inaugurado otro chiringuito en la ciudad de Nueva York, en la Rockefeller Plaza, una de las zonas más exclusivas de la ciudad. De aquella, pastoreaba la finca catalana un socialista metido a separatista de Córdoba, de nombre Montilla y jugaba a ministrín de Exteriores el camarada y amigo de la ETA, Rovira, que escogió la planta 26 del One Rockefeller Center, ubicado en el famoso complejo empresarial, para colocar su garito.

Otro pájaro de aquella época era, también, el presidente del Parlamento regional, Ernesto Benach, que se había gastado millones de pesetas en tunear su coche oficial y que resultó ser todo un Marco Polo del campanario autonómico. Benach, logro una cifra reécord cuando, en menos de un año, realizo hasta 60 viajes a 42 destinos diferentes. Ahí es nada. Canadá, la Republica Dominicana, Chile, Argentina, Suecia, Holanda, Estados Unidos, México, Ecuador, Corea y Japón fueron sus países preferidos, además de acompañar al Fútbol Club Barcelona a distintos desplazamientos por el globo terráqueo. Los motivos de estos viajes nunca se supieron ni se explicaron. Pagaban, claro está, los tontos del pueblo español que en eso si es muy soberano. Y ahí siguen, gastándose el dinero en esta juergas internacionales, mientras que los sufridos catalanes, otrora una sociedad superior, rica, culta, muy europea y olímpicamente desarrollada en un oasis de película, según decían ellos mismos, ven, ahora, atónitos, como están en la quiebra más absoluta, no reciben atención en los hospitales, los farmacias están desabastecidas de medicamentos y además no les pagan a los farmacéuticos, los médicos están en huelga, los profesores y los estudiantes también y hasta los bomberos, que no tienen para mangueras. Una ruina colosal. Cataluña debe más de 70.000 millones de euros. Pero no pasa nada. No hay que crear alarma social. Todos tranquilos. Además, vuelven Neymar y su papa. Y Pedro Sánchez, que remedio, sigue pagando

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