Opinión

La OTAN y Ceuta y Melilla

Sigue el asalto a la valla. Pero esta vez con muertos. Era de esperar, dada la eficacia del señor Marlaska en la resolución de este gravísimo problema. Y es que su señoría sigue repanchingado en el sillón ministerial contemplando el panorama sin hacer nada. Un panorama desolador en la frontera de la Unión Europea con el continente africano. Hablan de 29 muertos, 27 subsaharianos y 2 policías marroquíes. Afortunadamente, entre los 16 guardias civiles que defendían la frontera de Europa del salvaje asalto, perfectamente organizado, no hubo ninguna víctima que lamentar. Si, digo bien, eran solo 16 los miembros de la Benemérita que tuvieron que enfrentarse, sin medios, a una avalancha de gente desesperada. Dieciséis agentes que cobran un mísero sueldo y que utilizan un material muy parecido al que usaban los grises en las trifulcas universitarias compostelanas contra el régimen del general ferrolano: porra y casco. Pero, allí en la valla de Melilla, además de la porra, hay que echarle tres riñones y, también, tres cojones. Y todo ello por la famosa vagancia y el abandono de un ministro, Marlaska, que tiene a los hombres de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado absolutamente abandonados.

Bueno, a todos no. A todos, menos a los de las policías regionales vasca y catalana que, esos sí, reciben un generoso sueldo, gracias a este gobierno de escaparate y decorado de cartón piedra, más propio de un Spaghetti western de Sergio Leone que de la Unión Europea.

En fin, que nada nuevo bajo el sol. En Ceuta y Melilla estamos como en Ucrania: merced a los caprichos de un dictador y sin defensa de la OTAN. Somos tan listos que cuando ingresamos en la OTAN sus dirigentes dejaron a Ceuta y Melilla fuera de su protección. Y el gobierno español de turno en vez de negarse de plano, bajó la oreja como de costumbre, dejando a las dos ciudades españolas sin protección militar. Y es que claro, querían entrar en la OTAN rápidamente, pero con un perfil plano, y mucho buenismo. Nada de armas, solo claveles y preservativos de colores y sabores.

Aquí, ya se sabe, nuestros dirigentes solo se pelean por el chofer, el despacho y un gran sueldo. Miran para otro lado y si vienen mal dadas corren a meterse debajo de la cama. Pero, claro, vista la carnicería que el ejército rojo de Putin está cometiendo en Ucrania, a la que no se le puede ayudar por no estar en la OTAN, el personal en España y, sobre todo, en Ceuta y Melilla, comienza a preocuparse y a preguntarse en manos de quien coño estamos. Mojamé, nos toma por el pito del sereno, nos ha perdido definitivamente el respeto y nos envía cuando le peta miles de subsaharianos para que nos invadan mientras, los argelinos, nos cortan el gas entre carcajadas y hacen mofa y befa del pobre ministro de Exteriores a quien, además, insultan públicamente.

Esta historia comenzó con Zapatero de limpiabotas del reyezuelo marroquí y, ahora, sigue con Sánchez de esterilla del alauita. No aprenden. Y siguen sin comprender que no se debe mostrar debilidad, ni bajarse los pantalones ante un dictadorzuelo, porque se crece. El 29 y el 30 de junio se celebra en Madrid la cumbre de la OTAN y el 40º aniversario de la adhesión, pardillesca y propia de papanatas, de España a la Alianza. Que mejor ocasión para exigirle a todos los burócratas de uniforme, la defensa incondicional de Ceuta y Melilla.

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