Opinión

Pontevedra, taurina

ES UN dicho popular en toda Galicia, que las fiestas de verano que se celebran en Pontevedra en honor de la Virgen de la Peregrina, no son fiestas sino hay toros. Y es cierto. Porque ya en el siglo XVI, como demostró el historiador pontevedrés, José Manuel Pereira Fernández, se daban toros en las plazas de nuestra ciudad, como la de la Herrería, desde antes del año 1500, lo que viene a echar por tierra, una vez más, las elucubraciones interesadas de aquellos que sostienen, con escaso convencimiento, que el espectáculo taurino es algo ajeno a la tradición cultural de Galicia.

En el año 1898, la revista Vida Gallega decía que esta bonita ciudad se transformaba el día de la corrida de toros, desde la mañana, hora del sorteo y del apartado de los toros, hasta el arrastre y la madrugada. La villa, decía, es un hervidero de gentes de aquí y de allá. Los restaurantes y las cafeterías se muestran llenos y ya no hay entradas en las taquillas de la plaza, ni en la capital, ni en la vecina ciudad de Vigo, ni en Portugal. No hay localidades, solo el bullicio de la gente que transforma el sosiego y la paz de esta Pontevedra de paseo, tan tranquila y tan amable...

Desde el año 1892, en el que por primera vez se dio una corrida de toros como hoy conocemos y que mato el diestro Luis Mazzantini, se viene celebrando en la capital de la provincia y de manera ininterrumpida hasta nuestros días, durante el mes de Agosto, la fiesta tan española y por ende tan gallega, de dar lidia y muerte al toro bravo. Ya ha cumplido, por lo tanto, nuestra coqueta plaza, sobradamente, su centenario, que se celebró como un reconocimiento público para aquellos pontevedreses que, orgullosos de serlo y fieles a sus tradiciones, cien años antes sin subvenciones, sin complejos y rascándose el bolsillo, construyeron esta plaza para la ciudad y el disfrute de todos.

Desde entonces, este coqueto coso de San Roque, una de las señas de identidad más antiguas de la ciudad, ha contemplado un siglo de acontecimientos taurinos, protagonizados por lo más granado de la torería. Desde Luis Mazzantini y los Bombas hasta Roca Rey, pasando por los Lagartijo, Chicuelo, Vicente Pastor, Joselito, Sánchez Mejias, Pepe Luis, padre e hijo, el Viti, Luis Miguel, Ordóñez, el Cordobés, Manzanares, Rincón, Espartaco, Romero y Paula, Manolo Cortes, los Lozano, Fernando y Luisma, Talavante, Morante de la Puebla, Juli y tantos otros de España y de Hispanoamérica. Y como ilustres espectadores no faltaron esclarecidos e insignes personajes de ayer y de hoy. El Premio Nobel Camilo José Cela, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, la presidente de las Cortes Ana Pastor, Rafael Alberti o el ex ministro socialista Enrique Múgica, asistían y asisten a nuestra plaza. Pero, sobre todos ellos y por su carácter de egregios, hay que destacar la presencia de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, en la corrida benéfica del año 1927.

Así es la Pontevedra festiva y los toros una de sus principales tradiciones. Sin imposiciones ni censuras, ni Torquemadas, propios de otras épocas. Una tradición, dicen los historiadores, desde antes del siglo XVI. Ya llovió de carallo. En fin, que tengan todos ustedes unas felices Fiestas de la Peregrina y que envistan los de Alcurrucen.

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