Opinión

¡Qué susto!

¡AY! ¡Huy! ¡Huy! ¡Ay, qué susto, dios mío! Pero qué susto morrocotudo se ha llevado don Pedro Sánchez y sus ansias de poder a cualquier precio. ¡Pero cómo es este Rajoy! Ay que ver las cosas que hace. Y es que esta maniobra, señor Rajoy, que se ha sacado de la chistera, no venía en los apuntes que les dieron a estos socialistas bisoños en la Facultad y se han quedado, claro, en blanco ante todo el pueblo español y parte del extranjero. ¡Qué cabrón este gallego! ¿Pero no estaba amortizado, muerto y enterrado políticamente? ¿Pero no lo habían mandado para casa? Pues, qué quieren que les diga, el muerto está muy vivo y sigue jugando con tranquilidad y sosiego mientras contempla la sopa de letras y de ocurrencias de los que quieren formar un gobierno sin saber dónde queda el norte.

Y es que el señor Sánchez y los amigotes de los que se rodea, creen que Mariano Rajoy se ha caído de un guindo y se iba a presentar en el Congreso para que lo molieran a palos. Sí, sí. Rajoy, señor Sánchez, lleva en este negocio muchos años y tiene ya el virgo de la política colgado de la oreja. El señor Rajoy está acostumbrado a este tipo de situaciones y tiene experiencia, aguante y espolones para afrontar una situación como la que se ha presentado. Ya en su día vino por estos pagos a apagar el crucial asunto del 'Prestige', mientras nuestros dirigentes autonómicos, desde el primero hasta el último, estaban metidos debajo de la mesa de sus despachos, asustaditos. Y como estas otras muchas. Y es que a Rajoy le ha tocado siempre en su vida política lidiar con la más fea. Perdió en dos ocasiones las elecciones con Zapatero luchando contra todo y contra todos. Es decir, contra el socialismo español y el separatismo; la derecha de alquiler y la económica, contra siete cadenas de televisión, setecientas emisoras de radio y muchas decenas de periódicos. Y lo hizo sin más ayuda que su fortaleza, capacidad y experiencia. Una experiencia más que probada, en la múltiples tareas de gobierno que le ha tocado desempeñar.

Llegó al gobierno de España en la peor crisis que se recuerda. El país estaba en quiebra y muy pocos nos prestaban dinero y a precios abusivos por la pérdida de crédito a la que nos llevó Zapatero. Pero no le asustó el reto y se puso a trabajar. Solo pudo ofrecer a la ciudadanía su plena dedicación y su empeño en sacar a España de la ruina, frenar la recesión, poner en práctica las reformas que había que hacer y conducir a la economía hacia la meta del crecimiento y la creación de empleo. Y, lo más importante, evitar a toda costa un rescate del país de consecuencias imprevisibles. ¿Y con todo este bagaje, el señor Sánchez creía y pensaba que el presidente en funciones, que le ganó las elecciones con más de un millón y medio de votos de diferencia, se iba a prestar a que jugaran con él al pin, pan, pum parlamentario? Por favor, señor Sánchez. Rajoy le ha ofrecido a usted formar una gran coalición de gobierno estable y fuerte por el bien de España y de los españoles. La decisión es suya. Y si dice no, no se preocupe, el señor Rajoy se ira para su casa con la cabeza bien alta y el deber cumplido. Y ya le juzgara la Historia. Y a usted, señor Sánchez, también.

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