Opinión

Rajoy, como siempre

O SEA, que el señor Rajoy vuelve a formar gobierno. Caramba. Y eso que a don Mariano todas las tertulias, tertulianos, radios y televisiones, los separatistas, los podemitas y las mareas que son lo mismo y los restos del naufragio socialista que han recuperado para si aquella cantinela del “Non” que tantos buenos resultados electorales le dio al BNG, lo daban por amortizado y bien amortizado. Y, ahora, pásmense, lo colocan, una vez más, de presidente del Gobierno de España. No debe de ser tan malo, digo yo, para que los que debían ser alternativa de izquierdas no se fíen de sí mismos y prefieran que gobierne este pontevedrés de derechas que se sabe muy bien la lección, tiene más conchas que un galápago, esta ayuno de complejos y, además, tiene la sana costumbre de elegir a sus ministros libremente y sin consultárselo antes a Iñaki Gabilondo y a Juan Luis Cebrián. Si, desde que esta Rajoy al mando parece que en el Partido Popular de la capital de España se van, poco a poco, quitando los complejos. Así que, ahora, y salvo algún petisú asilvestrado del sector Capri del partido, los dirigentes populares, por fin, han dejado de pedir perdón por gobernar y disculparse todas las mañanas por haber llegado a la Moncloa. El otro día se pudo comprobar cuando Rajoy subió a la tribuna del Congreso, como siempre lo hace: con el aplomo y la seguridad del que se sabe pleno de experiencia y razón y con la ruta y los objetivos muy claros en su labor de gobierno. No está el país para experimentos, vino a decir claramente. Llamó a las cosas por su nombre y no se anduvo por las ramas ni por los brotes verdes. La situación sigue siendo grave y explicó que deben de seguir aplicándose las medidas económicas que se tomaron en su día y que nos han llevado a una ligera mejoría y a la creación de empleo. Rajoy estuvo muy firme. No se puede gastar más de lo que se tiene, y aquí las taifas autonómicas se han comido todo el salchichón presupuestario, año tras año, del que no queda ya más que la etiqueta y el cordel. El PSOE, no estuvo en el debate. Los separatistas, con el mismo cuento aburrido desde hace cuarenta años, adornado con las amenazas macarriles de Tardá que, a lo que se ve, no se van del Madrid que los oprime, esclaviza, avasalla y, en fin, les roba, ni en Navidades. Rivera, optimista como siempre y en muy buena forma física. Pablo Iglesias más encorvado que de costumbre, fruto de la depresión post electoral que sufre desde las últimas elecciones generales y la camarada Carolina Bescansa que dice en Telva, en una entrevista de un gran fondo y calado ideológico digna del mismísimo Arthur Schopenhauer, que cobra 1.965, 60 euros mensuales y llega muy justa a fin de mes. En el Congreso, en cambio, no dice nada. Y esto es lo que hay. Y poco más.

En fin, que el oso que, alegremente, iban a cazar, unos y otros, se marchó, muy feliz, a comer perdices y a fumarse un “Lancero” con su señora esposa a la Moncloa. Lo contrario que el señor don Pedro Sánchez, que tuvo el Partido Socialista Obrero Español en sus manos y no supo qué hacer con él

Comentarios