Opinión

Se acabaron las vacaciones

AFORTUNADAMENTE, ha cambiado el panorama y nuestra vecina Francia y sus servicios de seguridad con el principal protagonismo de la Guardia Civil, nos ha echado una mano para detener al asesino Josu Ternera, que pasará pronto a mugir entre rejas. Un gran favor que ha reparado, en parte, las fechorías que cometía con nosotros aquel canalla mandatario galo que se llamaba Valéry Giscard d’Estaing. Un cabrón con pintas, que se opuso todo lo que pudo a nuestra entrada en la vieja Comunidad Económica Europea y que protegía a los terroristas de la ETA que se escondían en territorio francés, concediéndoles el estatuto de refugiados políticos. Un "cochón trés délicat", el tal Valéry.

En Francia, han detenido al asesino etarra, Ternera, que estaba por allí de vacaciones pagadas desde hace 17 años y gracias a los tejes y manejes de Zapatero y Rubalcaba, que lo mantenían en conserva. Este asesino tiene tres causas pendientes en España que se sepa. Su responsabilidad en la muerte del directivo de Michelin Luis María Hergueta, asesinado a la puerta de su domicilio en Vitoria; la masacre de la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza en la que murieron 11 personas, seis de ellas niños menores de edad, en la triste madrugada del 11 de diciembre de 1987 y, en tercer lugar, debería de sentarse en el banquillo por la causa abierta a cuatro máximos responsables de la ETA, por delito de lesa humanidad, por los asesinatos y secuestros cometidos desde la entrada en vigor de esta nueva figura penal. Ternera, tendrá que aclarar esto y otras muchas cosas, como por ejemplo parte de los 379 asesinatos de la banda que quedan aún por resolver.

La Asociación de Víctimas del Terrorismo lleva mucho tiempo denunciando, públicamente, que estos 379 asesinatos cometidos por los sicarios de la ETA siguen impunes. Sí. Y, aunque parezca mentira en un Estado de Derecho; en un país desarrollado como es España, en donde sobra el dinero para financiar aeropuertos y autopistas que no se utilizan y consellos económicos, sociales y consultivos, televisiones, defensores del Pueblo y multitud de chiringuitos más, vacuos e inanes, para empleo de compañeros y camaradas pasados de moda, nos encontramos con que cientos de asesinatos de la banda terrorista están sin aclarar y sin juzgar. Hay, a día de hoy, 379 asesinatos de los etarras metidos en un cajón de algún juzgado, esperando. Una cifra sonrojante de la que nadie dice nada, salvo, claro está, las familias de las víctimas que, además de tener que tragarse el asesinato de un ser querido, tienen que soportar la desgana y la vagancia de las instituciones que tienen la obligación de resolver estos asuntos.

Casi un millar de ciudadanos españoles han sido asesinados por los terroristas de la ETA desde finales de los años sesenta. Casi mil muertos por ser españoles, ante la pasividad y el silencio de las autoridades y la cobardía de sus propios paisanos. Y, encima, estos 379 asesinatos en un archivo con telarañas, esperando que alguien haga algo. Ya se sabe que parte del personal socialista quiere pasar página, blanquear a la ETA y pelillos a la mar, pero me da que en esta vieja Nación maltrecha aún existe el Estado de Derecho con jueces justos y muy decentes, que aplicaran la ley, y este asesino pagara por sus crímenes.

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