Opinión

Siguen los lamentos

LLEVABA tiempo sin lamentarse, pero ya ha aparecido de nuevo. El señor Pujol ha salido a la palestra en un reciente libro, escrito por un ex diputado de CiU, en donde se recoge una larga entrevista con el que fue nominado, en su día, por el diario ABC, como "español del año". Nada más y nada menos. Para variar, el texto, es otra colección de lamentos por sus desdichas y las de la región catalana que tanto tiempo pastoreo hasta la ruina total. Dice Pujol que "Cataluña no tiene la fuerza suficiente para lograr la independencia". Y lo dice después de estar más de 23 años conspirando y urdiendo todo tipo de trampas y añagazas contra España y los españoles que les hemos pagado y le seguimos pagando, gracias al socialista Sánchez, sus demenciales aventuras. Además, tiene la desfachatez de amenazarnos, advirtiéndonos que, aunque no se consiga la secesión, la región catalana puede "provocar una situación peligrosa y convertirse en un factor de crisis política seria en el conjunto del Estado". En fin, nada nuevo bajo el sol con estos mesías de opereta que huyen despavoridos cuando ven a lo lejos a una pareja de la Guardia Civil. Don Jordi está desaparecido y su procesada, investigada e imputada familia también. No se les ve la barretina por lado alguno. No aparecen ni en el nuevo partido y les han traspasado los lamentos a sus sucesores en la ardua tarea de la traición a España que, ladinamente, han llevado a cabo en tantos años de gobierno autonómico, tomándole el pelo a todo cuanto ambicioso pazguato, ayuno de sentido de Estado, se ha sentado en la Moncloa.

Recuerdo una entrevista que a este sospechoso personaje le hicieron en el diario El Mundo, en donde lo tenían por un político de "enorme talla", cuando no ha sido más que un ciudadano que ha provocado esta balcanización autonómica de insolidaridad, envidia y pelea continua entre regiones por un trozo de la escuálida tarta en que han convertido a esta otrora orgullosa y valiente nación, llena, hoy, de petisús y zampabollos a costa del presupuesto.

En la entrevista se lamentaba y no comprendía la antipatía hacia Cataluña en el resto de España, que le hicieron contratar al gobierno de la Generalidad campañas de imagen y promoción para tratar de borrar esa mala percepción de una región que fue muy rica y admirada. Pujol no lo entendía. Y es bien fácil. Ha recogido y Cataluña también para desgracia de sus pobladores, nada más y nada menos que lo que ha sembrado mientras estuvo gobernando esta parte de España que, en otra época, fue extraordinariamente prospera y que este señor de provincias convirtió en una aldea ínfima y en bancarrota de donde huyen empresas y empresarios todos los días. En vez de hacer entrevistas, Pujol, en su retiro judicial, debía de escribir sus memorias. Serían, a buen seguro, un extraordinario compendio de traiciones y menosprecios a España y a los españoles, que explicarían las "antipatías e impopularidades" y muchos de los problemas que nos afligen como nación. Desde el "Catalonia is not Spain" y "Freedom for Catalonia de las Olimpiadas de Barcelona que pagamos todos los españoles, hasta la orgía del tres por ciento y el "España nos roba", pasando por el chantaje a todos los gobiernos de España. ¿Un político de talla Pujol? No. Un separatista antiespañol y avaricioso que ha contribuido a esta peligrosa situación que vive nuestra nación camino de los Balcanes.

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