Opinión

Trescientos setenta y nueve

Si, si, casi 400 asesinatos de la ETA siguen impunes. si, y aunque parezca mentira, en un Estado de Derecho; en un país moderno y desarrollado como España, en donde sobra el dinero para juergas y saraos hay, pásmense, 379 asesinatos de la banda terrorista sin resolver y sin conocerse los nombres de los autores. 

Esta semana el Parlamento europeo no nos ha humillado y han decidido enviar al País Vasco un comité de investigación para indagar que es lo que pasa con esos 379 crímenes que no se investigan. El Partido Popular, Vox y Ciudadanos fueron los que movieron el asunto en Estrasburgo y votaron a favor de esta iniciativa que contó, de manera inexplicable, con el voto en contra del PSOE. 

Las Asociaciones de Víctimas del Terrorismo,  han puesto de manifiesto en repetidas ocasiones que los etarras llevan en su haber más de 800 asesinatos de los cuales, a día de hoy, 379 están metidos en un cajón de algún juzgado perdido, esperando, supongo yo, a que prescriban  y, después, pelillos a la mar y venga unos chiquitos con unas anchoas del Cantábrico. La cifra es espeluznante y nadie habla de ella salvo las familias de las victimas que, además del dolor del crimen, tienen que soportar el silencio, el oscurantismo, la incompetencia, la desgana y la vagancia de las instituciones responsables de la resolución de estos asesinatos. Un auténtico genocidio de españoles por el hecho de serlo. Ochocientos veintinueve asesinatos son muchos asesinatos y no se puede mirar para otro lado. No es justo. Asesinatos sistemáticos y deliberados de unas personas por motivos raciales y políticos que quedarán en la Historia negra de España, cuyo gobierno actual mira para otro lado, blanqueando y barnizando a los asesinos a brochazos de cal. 

Cuando fue el atentado del “11 M”, se inauguró en el madrileño Parque del Retiro, el llamado “Bosque de los Ausentes”, con 192 árboles que simbolizaban a los 192 asesinados. El Rey de España, que presidió el acto, depositó una corona de flores con una leyenda que rezaba “A todas las víctimas del terrorismo”. Pero, es lo cierto que, como escribí en su día, en ese jardín faltaban muchos más árboles. Faltaban casi mil. si, mil españoles asesinados que no tuvieron su homenaje y que, en cambio, tienen que soportar en la eternidad los que se celebran por sus asesinos, dando nombres de terroristas a calles y parques en las Vascongadas. Algo que no es una ensoñación y que se ha permitido, en ocasiones, por sus señorías togadas. Casi mil muertos que no tienen su “bosque”. Guardias civiles, policías nacionales, militares, funcionarios de prisiones, cocineros, jubilados, obreros, sepultureros, abogados, médicos, ingenieros, periodistas, jueces, fiscales, diputados, concejales, senadores, niños, mujeres y ancianos, han sido asesinados ante la pasividad, el silencio y la cobardía de sus propios paisanos, curas incluidos. Este sábado se cumplieron 25 años del asesinato de Gregorio Ordoñez. Un hombre de bien y un español con más cojones que todo el actual PP vasco junto. Los del ayuntamiento de san sebastián colocaron una placa de recuerdo en una baldosa de la calle del bar donde lo mataron. ¿No hay dinero en esa ciudad para pagarle un monumento, como Dios manda, a un héroe de la libertad? ¿De qué nos extrañamos, entonces? ¿Cómo  no van a estar 379 asesinatos etarras sin resolver? Y más que hubiera, si pudieran. ¡Qué asco!

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