Opinión

Una niña de 10 años

EL OTRO DÍA una maestra o algo así, le dio un sopapo a una niña de diez años en un colegio de Tarrasa por pintar una bandera de España y escribir ¡Viva España!, en el álbum de fin de curso. La profesora o algo así, daba sus clases con el lazo amarillo en la solapa. No consta que vistiese botas altas y manejara una fusta, pero no debe de ser ajena a aquel viejo dicho de que "la letra con sangre entra", que también plasmó el genio de Goya en un cuadro del mismo título. Un cuadro, que es una reveladora crítica al sistema educativo que el pintor de Fuendetodos padeció en 1785 y en donde se muestra una pequeña escuela en la que el maestro aparece sentado con un perro a sus pies mientras azota a un alumno con las nalgas al aire para recibir el castigo.

La madre de la niña agredida denunció que la pequeña se había sentado en su silla y que la profesora o algo así, del colegio Font de L’Alba "llegó por detrás, la levantó y la tiró al suelo. Mi hija se golpeó en la espalda en la caída. Después la cogió de la camiseta, la levantó, y la echó de clase mientras la agarraba por el cuello". El mismo día esta agresión, una panda de escolares de la misma edad que la niña agredida y vejada, desfilaban por una calle al grito de "¡Llibertat presos polítics!" en compañía de sus maestros o algo así.

Nada nuevo bajo el sol. Cuantos casos de estos habrá que no se denuncian por temor a represalias. Estoy a la espera de que la dirigente del PSOE, doña Carmen Calvo, tan parlanchina ella y tan feminista, se pronuncie sobre esta incalificable agresión infantil. Ella, que en su día le había dicho al entonces presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que no podía utilizar el artículo 155, para cambiar esa desgracia educativa que se llama inmersión lingüística en Cataluña. ¿Y qué dirá Iceta? Nada. Silencio total y pelillos a la mar. La señora Calvo como, también, Pedro Sánchez, miran para otro lado. Los socialistas, tan progresistas, no quieren ver que se utiliza el catalán como una lengua identitaria que prima de manera abusiva en la enseñanza sobre el español o el inglés, a pesar de servir muy poco al futuro profesional de los jóvenes estudiantes en un mundo globalizado. La señora Calvo y el señor Sánchez, miran para otro lado y no quieren enterarse de que la inmersión lingüística va, claramente, en menoscabo de la necesaria y justa igualdad de oportunidades que todos los ciudadanos deben disfrutar al prevalecer y anteponer el uso de una lengua en todos los órdenes de la vida sobre otra, cuando lo razonable, lo equitativo y lo honesto es el aprendizaje y el uso de las dos.

El catalán se viene usando en aquellas tierras por los golpistas, como un arma arrojadiza. Como una herramienta para adoctrinar, amaestrar, domesticar y aleccionar a los jóvenes contra España y todo lo español. Dice la diputada de Ciudadanos en el Parlamento regional, Sonia Sierra, que en el colegio Font de l’Alba "se vigila que en el patio los niños no hablen español y si un alumno habla español pierde puntos toda la clase y toda la clase se queda sin golosinas". ¿Y a quien le extraña?

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