Opinión

Yolanda y el Papa

La capacidad camaleónica del comunismo en España no deja nunca de asombrar. La ideología totalitaria ha pasado por distintas procesos desde el final de la II Gran Guerra que ocupan miles de páginas en la historia de las ideas políticas. Desde la muerte de Stalin hasta la actualidad sus dirigentes han ido cambiando de color y adaptándose a las circunstancias. Cuando estábamos en la facultad de Derecho se hablaba del Eurocomunismo de Enrique Berlinguer. Un comunismo descafeinado que planteaba un distanciamiento de la Unión Soviética, un acercamiento a las clases medias capitalistas y la aceptación del sistema de partidos. Después, vino las Perestroika y en 1989 se cayó el muro de Berlín. Aquí en España han sido siempre una fuerza minoritaria, que ha recuperado protagonismo en la actualidad gracias a Podemos y a Pedro Sánchez. Hoy, levantan poco el puño y la hoz, pero se les ve detrás del feminismo, el ecologismo o las políticas de genero que han pasado a ser su nueva bandera en detrimento de la lucha de clases y la defensa de los trabajadores que, al parecer, mete pocas papeletas en las urnas. Cambian y se acomodan a lo que sea. La última prueba de su adaptación al medio es la visita de ayer al Papa Francisco de la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, militante comunista de reconocido prestigio. Recuerdo cuando hace años la retroprogresia española y comunista mostraba su gran preocupación por la elección del Papa sabio Benedicto XVI. Y es que de repente todos los comecuras de la izquierda celtibérica, los comunistas y todos aquellos que van contra la Iglesia Católica, atacan su modelo de educación, sus colegios y Universidades; los contrarios a la clase de religión, los que van en contra de la familia los que están a favor del aborto y, en fin, los que reniegan de todo aquello que huela a catolicismo y a la doctrina de Cristo, todos ellos, digo, se mostraron públicamente disgustados y molestos por el sucesor de Juan Pablo II. Y, claro está, el personal se preguntaba qué coño les importara a los comunistas el Papa y su sucesor. ¿Irán ahora a Misa?

Pepiño Blanco, le rezaba a San Froilán para que el nuevo Papa apostase por el dialogo. Es decir talante, mucho talante. Y Llamazares, comunista de Izquierda Unida, entendía que la elección del Colegio Cardenalicio a favor de Benedicto XVI era una autentica involución y una marcha atrás. Y tenía razón Llamazares porque Su Santidad Ratzinger cree en Dios, es cristiano, es católico, no le gusta nada el aborto, no es comunista, ni musulmán, ni budista, esta a favor de la familia, de que la Iglesia siga educando en sus colegios y continué ayudando a los mas desfavorecidos con su ingente obra social. Es, en fin, un hombre de fe y de profundísimas convicciones. Como él dice, una fe adulta no sigue las normas de las modas, las corrientes y de las ultimas novedades; una fe adulta y madura es una fe profundamente arraigada en la amistad con Cristo. Y esta amistad nos abre a todo lo que es bueno y nos da la medida para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad. En fin, que doña Yolanda ha salido muy satisfecha de su encuentro con el Papa Francisco, lo que, sin duda, ha servido para unir, aún más si cabe, los tradicionales lazos de comunión entre la Iglesia y el Comunismo internacional que, como saben, se han llevado siempre cojonudamente.

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