Opinión

‘Mamá Edith’

ENTIENDE LA vida como relación de sacrificios y no como una suma de años. En medio de la incomprensión social trata de acompasar reivindicación de la memoria histórica y la atención de aquellos abuelos que empuñaron un arma para defenderse de la represión de los militares salvadoreños, en los años 80. Mujer de firme convicción, se convirtió en la cocinera de referencia de los guerrilleros del frente popular. Abnegada a sus ideales proporcionaba un bocado a todo un regimiento, formado por campesinos y agricultores. Aquella aventura duró doce años. De un lugar para otro. Aferrada a una vida errante en la que perdió por el camino a seis de los siete hijos que “Dios me concedió generosamente”, dice con tristeza. Ahora, a sus 76 años, cree firmemente que debe continuar en la lucha pacífica para no ser olvidados por una sociedad cada día más desmemoriada. Milita en la asociación ARTE y dedica toda su veteranía a la solidaridad con la pobreza que padece la Tercera Edad. Lamenta que su generación no reciba una compensación ante tanto calvario vivido. Sin pensión, medicinas, médicos y una alimentación asegurada llora al sentir que ya no cuenta. Que su historia forma parte de un pasado enterrado por un injusto presente. Aún así, recuerda con ironía que, en tiempos de la guerra, el coronel Nelson le dijo: “"Mamá Edith, usted, todavía puede con otra guerra"”. Entre sonrisas, se aferra a estas tiernas palabras para advertir que cada una de sus arrugas ha significado una batalla librada.

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