Opinión

¿Refugiados centroamericanos?

PUEDE QUE no tenga mucho interés pero, a esta misma hora, un convoy circula cargado con miles de personas en su lomo. Lo mismo sucede por caminos y senderos donde los cuerpos se resienten de las consecuencias de caminar kilómetros y kilómetros con lo puesto. Todos buscan lo mismo: la frontera de Estados Unidos. Tratan de alcanzar ese punto con el objetivo de dar un giro a sus vidas y dejar atrás continuos episodios de violencia, amenazas y muertes.

Casi toda Centroamérica se encuentra dominada por las temidas maras. Su extensión afecta sobremanera a los países de El Salvador, Honduras y Guatemala. Y desde estos lugares muchas mujeres, hombres y hasta familias enteras optan por las peligrosas rutas de la emigración. No todos logran culminar esta arriesgada aventura a bordo de La Bestia por el centro de México para llegar a Ciudad Juárez y El Paso. Muchos se quedan en el camino al escoger el itinerario más próximo al golfo para cruzar por Matamoros. Y un elevado número de seres humanos perecen peregrinando por el cruel desierto de Sonora que discurre por la costa próxima al Pacífico hasta llegar a Tijuana.

Aquí, en este punto, estos días, Donald Trump ha amenazado con cerrar definitivamente esta vía de entrada, con la consiguiente masiva concentración de personas tratando de esquivar la medida del presidente. La gran mayoría confiesan que arriesgan, sin meditarlo mucho, porque su situación en sus países de origen es tan hostil, tan violenta, tan insoportable que merece la pena intentarlo. A pesar de que cruzar la frontera suponga vivir despojado de todo tipo de derechos: saben que pueden pasar años como ilegales sin lograr obtener unos papeles que regularicen su situación. Pero, todos prefieren intentarlo antes de seguir soportando, cada amanecer y cada anochecer, la crónica amenaza de los pandilleros que les obliga a padecer la extorsión y la amenaza para sus vidas por el simple hecho de pisar la calle en su comunidad o pasar de una colonia a otra.

Según Naciones Unidas, esta realidad es una de las más preocupantes en el mundo por elevando nivel de desplazamientos que genera. Las cifras no han dejado de crecer en el último lustro. Y una mayoría se decanta por la ruta de los Estados Unidos. Otra por pedir asilo en aquellos países donde supuestamente se vela por el cumplimiento de los Derechos Humanos. En ese grupo, supuestamente, debía encontrarse España. Sin embargo, datos aportados por la CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), el gobierno español ha denegado todas las solicitudes de asilo de hondureños y salvadoreños a lo largo de 2017. Parece que el efecto que producen las maras no es suficiente argumento para resolver en favor de quien solicita amparo.

Solo en casos como los de Siria se considera que está justificado y a cuenta gotas. Ante esto queda evidenciado que el asilo, en España, se ha convertido en un privilegio y no en un derecho fundamental para quien ve amenazada su vida. ¿Refugiados centroamericanos?

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