EL POPULISMO es un señor que cuando gana dispara la cotización de la petroleras mientras el dólar se asusta. El triunfo del discurso antisistema es un magnate del ladrillo disfrazado de estrella de un reality. El mensaje que cosecha más del 51% del voto femenino es el del cachete en el culo a la secretaria. La llamada a la conciliación es lo que dice ebrio de felicidad un flequillo salpicado de tintes racistas y homófobos. El verdadero reconocimiento internacional es que los primeros en felicitarte sean Marine Le Pen, la ultraderecha alemana, Vladimir Putin, Duterte y otros amantes de los derechos humanos. La derrota es, sin embargo, un rostro atónito con ojeras de Brexit y cuerpo de referendum a la colombiana.
