Opinión

El espejo roto de Rajoy

CUANDO LOS demócratas se plantearon sacar de la Casa Blanca a un George Bush padre con un 90% de aceptación popular, el jefe de campaña de Bill Clinton, James Carville, pegó un cartel en las oficinas del partido que contenía una frase que no debía olvidar su equipo y que se ha convertido en toda una máxima electoral en el ámbito anglosajón: "Es la economía, estúpido", rezaba. David Cameron recogió la idea en estas elecciones y la aderezó con un poco de miedo a una nueva recesión. Acabó por devorar a socios y opositores, resistiendo, tan solo, el "león escocés". Rajoy quiere clavar la campaña británica y el PP ha visto en el Partido Conservador un esperanzador reflejo de sí mismo. Parece que ya no es que falte piel -Floriano facts-, es que, simplemente, "es la economía, estúpido". Claro que, si no lo piensan bien, el espejo se les acabará rompiendo. Cameron jugaba con la prensa a favor, que llevaba dos meses caricaturizando a Ed Miliband con una unanimidad sorprendente. Y, lo que es más importante, no desayuna cada día con un nuevo escándalo de corrupción.

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