Opinión

Taula S.A.

ERAN UN grupo de treinta cargos y asesores del PP. Mari Carmen, la cajera, les daba la instrucción cuando tocaba. Ingrésame 1.000 euritos para el partido como donación y pásate a recoger los 1.000 euruditos en B... Y que nadie los reingrese en ninguna cuenta, que se monta la mascletà. Según las grabaciones, a Mari Carmen algunos le tenían miedo o, directamente, pánico. Otros, a tope con el protocolo, aconsejaban al resto de sus compañeros en qué tiendas y grandes almacenes de Valencia podían pagar con billetes de 500 euros sin que les pidieran identificación. Sin marrones y ansiedad cero, que están todos mirando hacia la Gürtel. El caso es que eran un grupo de treinta, y cuatro dijeron no. Los presionaron, criticaron y desplazaron. Les sellaron los labios buscando a familiares que trabajasen en o para la administración y prometiéndoles un calvario laboral para sus allegados si cantaban. Para algo tenían poder absoluto en las instituciones. Los exquisitos del postureo moral, que son muy valientes y que últimamente se reproducen más rápido que un gremlin en una piscina, dirán que tendrían que haber denunciado. Los cuatro resistentes van a ser llamados a declarar. También la edil que aceptaba donar el dinero para evitar problemas con el partido pero no iba a recoger los sobres. Estaría bien que posaran juntos para una foto y que los periodistas la pusiéramos en las portadas, al lado de la de Rus o García Fuster -nuestra Mari Carmen-. Por lo menos, así recordaríamos que siempre hubo cuatro -o cinco- justos en Sodoma. 

Comentarios