Opinión

A cuestas con Europa

¿HAY QUE repensar la Unión Europea? Puede que sí, aunque no será de eso de lo que hablen, al menos oficialmente los líderes europeos que vuelven a reunirse para la reelección de Donald Tusk como presidente del Consejo de Europa. Pero esa idea sí que parecía flotar en la reunión mantenida a principios de la semana en Versalles entre Francois Hollande, Angela Merkel, Mariano Rajoy y Paolo Gentiloni.

Lo cierto es que el Club de los 28, a punto de convertirse en el de los 27 por el Brexit, tiene problemas de calado para los que al día de hoy ha sido incapaz de arbitrar respuestas que sean aceptadas por todos sus miembros. Desde el drama de la inmigración, a las relaciones con Rusia, desde cómo responder a los desafíos que plantea Donald Trump, a la incapacidad hasta ahora de consensuar unos mínimos en política exterior y sobre qué hacer ante el auge de los populismos.

Dentro de la propia Unión Europea los hay que defienden que ésta no debe de ser más que un club económico, es decir un espacio para el libre mercado y poco más, frente a quienes siguen defendiendo el sueño de los Estados Unidos de Europa, lo que cada vez parece más difícil habida cuenta de que a Europa le recorre una corriente nacionalista tan fuerte como desalentadora.

Sin embargo parece que hay un sector firmemente decidido a impulsar políticas comunes en seguridad y defensa lo que supondría sacar “músculo” en un momento en que Donald Trump ha dejado dicho que los europeos tienen que hacerse a la idea de que no pueden depender de Estados Unidos.

La verdad es que sería deseable que los líderes europeos fueran capaces de llegar a un acuerdo sobre políticas de seguridad y defensa, lo que más allá de discursos y declaraciones solemnes tampoco va a ser nada fácil habida cuenta que los países de la UE tienen una política propia al respecto acorde con sus propios intereses.

Lo cierto es que seguramente la UE necesita repensarse precisamente porque ha perdido peso en el afecto de los ciudadanos europeos decepcionados por la rigidez de sus instituciones a la hora de abordar la crisis que ha asolado al continente. Sobre todo los países del sur como Grecia, Portugal o España que se han visto obligados por Bruxelas versus Berlin, a adoptar medidas durísimas que han provocado un sufrimiento enorme a los ciudadanos. La austeridad que tanto obsesiona a la señora Merkell ha dejado fuera del sistema a miles de familias.

Pero a lo que vamos, la Comisión Europea ha elaborado un Libro Blanco en el que se recogen distintas posibilidades para el futuro de la UE. Ese Libro Blanco debería de servir para el debate, no solo entre los burócratas de Bruxelas o los Jefes de Gobierno de la Unión sino, entre todos los ciudadanos europeos para decidir en que dirección queremos ir.

La UE se tiene que reinventar para seguir siendo un éxito. Veremos si sus dirigentes son capaces de hacerlo.

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