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A Escotet le sale la cuenta

TANTAS vueltas con la quiebra de las cajas para llegar hasta aquí en menos de un año. El recurso fácil o una lectura epidérmica, que muchas veces conducen al mismo lugar, en nada ayudan a explicar realmente los beneficios obtenidos por Abanca en su primer año desde la adjudicación de Novagalicia a Banesco, el grupo de Juan Carlos Escotet. Ese golpe de vista inicial nos lleva a una primera conclusión matizable: los 1.157 millones de euros de beneficio neto logrados por la entidad, frente a los justitos 17,9 millones obtenidos en 2013, suponen más que el desembolso realizado en la subasta por el banquero venezolano para hacerse con Novagalicia, unos 1.003 millones, que además paga a plazos. Es decir, en un año los nuevos propietarios ganan más de lo que pagaron al Estado. Operación redonda. Y, en buena medida, es así. Pero ahora comienzan los matices. Escotet, realmente, está al frente de la antigua Novagalicia, y ahora Abanca, desde junio del año pasado, cuando se hizo efectivo el traspaso de poderes, aunque el desembarco de su equipo, y parte de la negociación con Bruselas para flexibilidar algunas condiciones de las ayudas recibidas, se habían fraguado antes, desde marzo. En nada desmerece todo esto la gestión de los nuevos propietarios, pero conviene tenerlo en cuenta. Como otro factor importante: el recurso a los créditos fiscales.

Abanca logró un resultado bruto de 601 millones de euros en 2014, que prácticamente se duplicó después de impuestos al activar 556 millones en créditos fiscales. ¿De qué estamos hablando? Como activos diferidos, son una práctica habitual en la banca, que consiste en consignar en sus balances como un activo real el ahorro en impuestos que permite la legislación por cerrar en pérdidas, aunque realmente ese ahorro no se produce de forma efectiva hasta que la entidad vuelve a los beneficios. Son ahorros en impuestos futuros, para resumirlo.

Muchas menos provisiones y los créditos fiscales explican el beneficio de Abanca en 2014

La mayor parte de estos activos por impuestos diferidos se habría generado por la compensación de pérdidas en el proceso de saneamiento de las carteras de créditos a la clientela, bien directamente contra resultados del ejercicio, bien contra reservas en las combinaciones de negocio, como sucedió con las fusiones. En 2013, con José María Castellano al frente, la antigua Novagalicia se había apuntado unas ganancias de 17,9 millones frente a unos números rojos de 7.936 millones un año antes. Realmente, ese beneficio para el grupo consolidado era el resultado de la activación de créditos fiscales por importe de 435,2 millones de euros, que se imputaron a la cuenta sumando, por pérdidas de ejercicios pasados. Sin ese recurso, el resultado antes de impuestos de Novagalicia presentaba unos números rojos de 417,5 millones en 2013.

Pero hay otro factor que determina los resultados de la entidad el año pasado, quizá de manera mucho más contundente. Y son las provisiones. Mejor dicho, la escasa necesidad de tener que hacer saneamientos y provisionar deterioros. Sin ir más lejos, el año pasado fueron 173 millones los que apuntó Abanca en esta partida, frente a los 1.309 millones que había tenido que provisionar Castellano en su último año en Novagalicia, y que ya habían descendido más de un 80% sobre 2012. Todo ello tiene una consecuencia: si atendemos al resultado antes de provisiones, Abanca ganó menos en 2014. En concreto, 618,1 millones de euros, frente a los 871,1 millones de 2013.

Abanca explica que los márgenes de 2013 y 2014 no son comparables, debido a las ventas de negocio realizadas por la entidad durante 2013 al Banco Etcheverría y a fondos internacionales en cumplimiento del anterior «term sheet» y a la integración del Banco Etcheverría el año pasado. Por ejemplo, el margen de intereses, que es básicamente la diferencia entre los tipos que cobra por los préstamos que concede menos los intereses que paga a la clientela por los depósitos, se situó en 559 millones de euros, frente a los 665 milllones de 2013.

El retorno a la banca tradicional, la de prestar dinero y captar depósitos, ha permitido que,de la mano de Escotet, Abanca aumente su inversión crediticia, y logre también elevados registros en la gestión del pasivo. Todo ello unido a un fuerte recorte de la morosidad, que había llegado casi al 18% en 2013, y a una buena posición de liquidez, permiten ver el futuro todavía con más optimismo. De ahí que Escotet baraje ahora amortizar anticipadamente los pagos pendientes al FROB. Pero conviene recordar, para no perder la perspectiva, que el financiero desembarcó en un banco saneado, y que ya no tiene que hacer los superlativos esfuerzos de dotaciones y provisiones por por quebrantos pasados. Un salto con red.

Galicia se estanca y su industria retrocede

SI optamos por la mirada amable, el año pasado podrá ser recordado como el del cambio de tendencia. Como mucho. Pero, desde luego, no como el de la recuperación. El tímido haz de luz del crecimiento ni de lejos iluminó un camino sólido para Galicia. El Producto Interior Bruto, ese indicador de indicadores, creció un exiguo 0,4%, menos de la mitad de la última revisión de sus previsiones realizada por la Consellería de Facenda (0,9%), y marcando un severo contraste con el alza a escala nacional, que fue de un 1,4%.Galicia crece mucho menos que España, sale de la recesión sin fuelle, prácticamente estancada todavía. Ni frío ni calor, se podría resumir. Y es la demanda interna la que no tira, el gran contraste.
Pero si nos vamos por barrios, las luces rojas comienzan a brillar con fuerza. Es el caso de la evolución del PIB de la industria gallega, que había crecido un honroso 1,9% en 2013, cuando el PIB total había descendido un 1%. Pues bien, ahora, al cierre del 2014, la industria retrocede un 2,5%. En otras palabras, un auténtico batacazo para una economía que busca un modelo de crecimiento sólido que no pase en exclusiva por los servicios, en un proceso de terciarización galopante. Digna mención para la agricultura y la pesca, que han dado la vuelta a la tendencia y ahora crecen un 1,1%.

Hecho el repaso, toca mirar hacia adelante. Y si tenemos en cuenta que la previsión española es rebasar el 2,5%, un ritmo propio de épocas pretéritas, nos daremos con un canto en los dientes si se cumple el objetivo de la Xunta, difícil de mantener en el tiempo, y logramos un crecimiento del 2% para finales de 2015. Muy complicado.

JOSÉ MANUEL CARRERA PANIZZO. Pemex, obligada a hablar alto y claro sobre sus proyectos

YA lo advirtieron hace un mes los gestores de Barreras, sin que entonces cundiera el pánico: la caída del precio del petróleo condicionará este año la actividad de la construcción naval. Y ahora es algo más que ruido de fondo lo que llega desde México. Pemex comienza a recortar presupuestos, inversiones, encargos y plantilla. Lo hace en su país, pero a nadie se le oculta que su política internacional de contrataciones está en revisión. Y para despejar todas las dudas que se están generando en torno a Barreras, su participada, y medio sector naval gallego, harían muy bien desde Pemex en hablar. Y hacerlo alto y claro. Empezando por José Manuel Carrera Panizzo, quien pilotó el desembarco de la multinacional azteca en Galicia, entonces con muchos apretones de manos y gran riqueza gráfica oficial. Más allá de los dos floteles, hay muchos encargos prometidos que esperan respuesta. Y la tiene que dar Pemex. De una vez.

JOSÉ GARCÍA COSTAS. El presidente de las cámaras debe mover ficha en Lugo y Ferrol

CON permiso de líos en ciernes como el de Pemex, a José García Costas se le acumulan los problemas. El presidente de Barreras lo es también del Consello Galego de Cámaras de Comercio, el órgano colegiado que coordina lo que queda de estas corporaciones de derecho público, cuya tutela corresponde a la Xunta. Son nueve las cámaras gallegas, pero dos están en particular tránsito hacia la desaparición. Es el caso de Ferrol, para la que Economía ya ha activado el proceso de liquidación ante su absoluta inviabilidad, y Lugo, destripada por uno de los últimos informes de fiscalización del Consello de Contas. Nada pinta bien para estas instituciones. Y García Costas, hasta ahora de perfil en este tema, tendrá al menos que buscar salidas (integraciones) dignas para algunas de estas instituciones. El futuro de la cámara lucense puede pasar por la de A Coruña.

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