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Una campaña sin números

No hay propuesta económica en estas elecciones que esté acompañada de dotación o coste

LLEVA SU tiempo, pero merece la pena. Al menos, para sacar conclusiones y, en el mejor de los casos, actuar (o votar) en consecuencia. Repasar en detalle los programas económicos de los principales partidos que concurren a las autonómicas permite asomarse a torrentes de ideas y extraer algunas lecciones. Por ejemplo, la primera, el marcado y obligado sesgo ideológico que subyace en la mayoría de las propuestas, como no podía ser de otra forma. Sin embargo, sobresale un elemento común en prácticamente todos los casos. Un paradigmático denominador que une a PP, PSdeG y BNG, que son las formaciones que hasta la fecha han presentado su programa electoral. Es de suponer que En Marea, que lo iba a divulgar este viernes, lo hará en breve, mientras que del programa de Ciudadanos para Galicia nada se sabe. Y ese punto de unión no es otro que la falta de dotaciones presupuestarias, inversiones cuantificables o tan solo importes previstos o aproximados que sirvan de soporte a las propuestas que figuran en los programas, que son muchas y muy diversas.

Toda ley suele ir acompañada de una memoria económica. Toda transferencia de una competencia del Estado acostumbra a conllevar una dotación presupuestaria, que es lo que realmente le da contenido y permite valorarla. Todo lo que se vende tiene un precio. Sin embargo, el papel de los amplios programas electorales no parece ser lugar para los números.

¿Cuál será la dotación presupuestaria de la Lei de Emprego que proponen los populares? ¿A cuánto ascenderán las subvenciones a fondo perdido que plantea la formación de Núñez Feijóo dentro de una línea específica para apoyar el emprendimiento industrial en el ámbito rural? ¿Y el volumen de los incentivos a la contratación que propone el PSdeG en su plan de empleo juvenil, que promete 10.000 nuevos contratos al año? O ese incremento en el 30% de los medios humanos de la Axencia Tributaria Galega que plantea Fernández Leiceaga. ¿Cuánto costará? En el caso del BNG, ¿con qué capital nacerá esa banca pública que propone una vez más? ¿O hasta dónde llegará el ajuste en el gasto corriente en la estructura orgánica de la administración que plantean los de Ana Pontón? Hasta aquí, lo único que une a las tres formaciones, la falta de euros contantes y sonantes entre tanta propuesta, frente a lo mucho que les separa. Vayamos ahora por partes.

Básicamente, el PP apuesta por perseverar. No cambies lo que ha funcionado, viene a ser la máxima subyacente. Para ello, el programa de los populares, en el ámbito económico, sigue casi al pie de la letra lo que ya han proyectado desde San Caetano a través del Plan Estratéxico de Galicia, que ahora figura negro sobre blanco en su versión 2015-2020.

Los de Núñez Feijóo se olvidan de la austeridad, en cierta medida animados por las previsiones de crecimiento del PIB de Galicia que se barajan para este año y el próximo, e introducen algunas novedades. Entre ellas, la primera Lei de Agricultura de Galicia, que nacerá de la mano del Consello Agrario de Galicia. Los de Núñez Feijóo aspiran a revalidar la Xunta con nuevas rebajas fiscales, en función del crecimiento, en el tramo autonómico del IRPF y los de Transmisiones Patrimoniales y Sucesiones. En cuanto a la financiación autónica, los populares prometen pelearse por lograr que se cree un fondo para la cohesión demográfica, que compense el envejecimiento de Galicia, así como una red de seguridad ante el fin de los fondos estructurales europeos.Para el PP, la vertebración digital de Galicia pasa por dotar a todos los núcleos de más de 500 habitantes de acceso a redes de cien megas.

Para los socialistas, Galicia necesita una política económica clara y no un Gobierno que se limite a ajustar las cuentas públicas. En esa línea, los de Fernández Leiceaga apuestan por cumplir con rigor los techos de gasto, pero conscientes de las limitaciones y efectos negativos de las políticas de ajuste. El sector público debe ser dinamizador de la economía, según su tesis, que se traduce en propuestas como la competencia para determinar las retenciones sobre el 50% del IRPF , y no como hasta ahora, o modificar completamente el Fondo de Compensación Interterritorial. La fusión de Economía y Facenda en una consellería o la subida en un 10% de los tipos aplicables al Impuesto sobre el Patrimonio son otros de sus planes.

El BNG va mucho más allá y plantea la gestión gallega del Impuesto de Sociedades, la creación de otro tributo a las grandes superficies o poner fin a la colaboración pú- blico-privada en la construcción y gestión de infraestructuras. Todo son propuestas, apenas hay números en los programas.

Barreras, Navantia y el calendario electoral

Los hechos demuestran que el tiempo se mide de otra manera para el naval gallego. Un calendario muy particular rige los destinos de nuestros astilleros, sean públicos o privados. Un sutil almanaque sobre el que se proyectan en épocas electorales las buenas nuevas. Barreras ha firmado esta misma semana, en un acto privado, la entrega de uno de los floteles para Pemex, que es su propietaria. Los floteles, lo queramos o no, llegan y se van, se contratan y se entregan, siempre en vísperas electorales. El problema es el día después. Siempre. El inicio de la construcción del flotel puso fin a tres años sin barcos para Barreras, que había superado una suspensión de pagos y un cambio de manos, con el desembarco de la petrolera azteca. Ahora, Barreras se queda sin carga de trabajo y sin proyectos a la vista.

Si miramos un poco más arriba, en la ría de Ferrol, algo similar sucede en Navantia. Esta semana se ha firmado un contrato con Iberdrola de nada menos que 120 millones de euros, que compartirá con otra empresa, para la fabricación de "jackets", que son torretas de acero para soportar aerogeneradores que se levantarán en el mar. Bienvenido el contrato, que garantiza carga de trabajo para algo más de un año. El levantamiento del veto a la construcción civil es clave en el camino que comienza a abrirse para el astillero público, que sin embargo siempre está pendiente de ese gran contrato naval, sean las fragatas o corbetas para Noruega, Australia o Arabia Saudí.

Pasarán las elecciones y quedará carga de trabajo en Ferrol, pero no en Vigo. Por tanto, nada de complacencia para un sector con un clarísimo exceso de capacidad. 

Amancio Ortega, fundador de Inditex
¿Y qué opinará de todo la primera fortuna del mundo?

¿Le preocupa a Amancio Ortega ser la primera o segunda fortuna del mundo? Es una pregunta sin respuesta, como lo son muchas que cualquiera se puede hacer sobre el fundador de Inditex. El ranking en tiempo real que realiza Forbes coronó esta semana al fundador de Inditex como el mayor patrimonio del orbe. Ahí es nada. Lo hizo por horas, desbancando nada menos que a Bill Gates. Tiene una explicación. La cotización de la acción de Inditex, en un caso, y de Microsoft, en otro, condicionan toda estimación, que siempre se quedarán cortas, ya que para establecer un cálculo más aproximado deberían tener en cuenta, por ejemplo, las actualizaciones del valor de sus inmuebles. Sin embargo, poco o nada se habrá alterado el fundador del grupo textil. Llegados a este punto somos muchos los que nos preguntamos qué opinará Amancio Ortega sobre todo lo que le rodea. Eso sí que resultaría mucho más interesante.

Valeriano Martínez, conselleiro de Facenda
Un presupesto pendiente de los cambios en Madrid

La Xunta ha cumplido el trámite y dibujado lo que será, presupuestariamente, el 2017. Un ejercicio obligado que lleva la firma del conselleiro de Facenda, Valeriano Martínez. Sin embargo, estas cuentas, si el PP pasa la criba de las elecciones el próximo 25 de septiembre, están rodeadas de incógnitas. Y es que para trazar los presupuestos gallegos tiene que haber unos en Madrid. Y no parece que esa puerta se vaya a abrir en breve. Las transferencias de capital, las entregas a cuenta, los ingresos derivados de la financiación autonómica y el reparto del Fondo de Compensación Interterritorial son una incógnita en estos momentos. Y armar un presupuesto gallego será tarea prácticamente imposible si no hay un desbloqueo de la situación en Madrid. Galicia deberá contar con presupuesto el uno de enero, y parece muy difícil con la situación política actual.

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