Opinión

22 y 23 de julio

Son fechas muy marcadas y hasta aparentemente esotéricas, y eso explicará la demora en la convocatoria del pleno del Congreso para celebrar el debate de investidura del candidato propuesto por el Rey

Me han llamado la atención las fechas escogidas para celebrar el debate de investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno Pedro Sánchez Pérez Castejón. Sí, porque el 22 y el 23 de julio de 1969 las Cortes orgánicas celebraron un histórico pleno en el que ratificaron en la primera fecha por 491 votos a favor, 19 en contra y 9 abstenciones, y acogieron el día 23, el juramento de Don Juan Carlos de Borbón como príncipe de España y sucesor a título de rey del jefe del Estado Francisco Franco. No sabía yo si esos días del calendario debían ser o no considerados infaustos como consecuencia de proyectar la Ley de Memoria Histórica sobre el calendario sus efectos damnificadores sobre los hechos a los que alcanza, entre los que no tengo claro si se encuentran los días. Parece que no, y añado, lo hago yo, claro, afortunadamente, pues todos los días pasados fueron, y tenerlos por no vividos es una restricción muy artificial: alguien se enamoró en ellos, o nació... en fin, ha quedado claro que no hay sobresalto en lo que a los días del calendario respecta. Me preocupa, eso sí, que la elección de fechas pueda tener alguna connotación que desconocemos, descubierta, vayan ustedes a saber con qué fines, por el augur del candidato socialista don Iván Redondo, que oficia como director de su gabinete; no hay que olvidar que también en 1969, en la madrugada del 21de julio, a las 2.56 hora internacional, la misión espacial Apolo XI consiguió alunizar, y su comandante Neil Armstrong pisaba la superficie del satélite a cuya luz el romanticismo ha imaginado tantas escenas inolvidables.

En fin, son fechas muy marcadas y hasta aparentemente esotéricas, y eso explicará en parte, digo yo, la demora en la convocatoria del pleno del Congreso para celebrar el debate de investidura del candidato propuesto por el rey el 6 de junio.

Es más, se ha incumplido lo dispuesto en el reglamento del Congreso acerca de la solemne sesión de apertura de la legislatura, que según el artículo 5 de tal precepto debe tener lugar dentro de los quince días siguientes al de la constitución de las Cortes. Como esta tuvo lugar el día 20 de mayo, tal acto de relevancia constitucional debió celebrarse el día 4 de junio como última fecha. Pelillos a la mar, que estamos para cosas serias debe ser la reflexión de la señora Batet, llamada a convocar, pero paralizada hasta la conversación con don Pedro Sánchez, que tomó la iniciativa llamándola según cuentan desde Bruselas, donde se ocupaba del triunfo de sus propuestas para los cargos directivos de la UE. Por eso tuvo que hacerlo un mes después de la propuesta del Rey. Todo el mes no estuvo en Bruselas, pero no pudo llamar. Y la señora Batet no llama en este caso. Para otras llamadas está muy activa, no se inquieten.

Y ya, por fin, se va a celebrar el debate de investidura. A pesar de los meses trascurridos desde las elecciones del 28 de abril, solo sabemos que el candidato cuenta con los votos de los 123 diputados de su grupo, el del diputado del PRC y, eventualmente, algo se colige, con la abstención de los parlamentarios de ERC y del PdeCAT. Pueden votar a favor los diputados de Bildu y del PNV. Más claro el caso de Bildu, dispuesta a ayudar mucho.

No salen los números. Y no salen porque Unidos y Unidas Podemos —digámoslo bien conforme a las reglas de facto de género, en el grupo hay hombres y mujeres— no ha decidido aún, pues el candidato no accede a que algún miembro del Consejo de Ministros que se forme sea propuesto por Pablo Iglesias ya sea colaborativa, cooperativa o coalicionalmente. A Iglesias no le importa la fórmula técnica, que en cuanto a eso en este trance le vale cualquier modo de asociación, siempre que él, así parece, forme parte del Gobierno. Y la cosa no se despeja, de modo que habrá emoción hasta el final, salvo que alguien se mueva, pero el paso de tantos días entumece mucho, y el pronóstico es más que dudoso.

Ya veremos, no obstante, si había alguna conjunción desconocida o circunstancia oculta el 22 y el 23 de julio y claves que ignoramos, lo que hará que pasen a ser días faustos ‘nam aeternum’para sus protagonistas. O, si no, ahora que no hay exámenes de septiembre, pues a votar en un mes en el que se juzgaban los estudiosos repasos. Con más esperanza de éxito, claro, si se estudia.

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