Opinión

Ordenadores 'independientes'

EL PASADO JUEVES el centro de control de tráfico ferroviario de Barcelona falló. Y durante hora y media, entre las 6.30 y las 8 de la mañana, el servicio quedó paralizado o muy afectado.

Sin levantar mano, el consejero de Política Territorial Santiago Vila, y el líder de Esquerra Republicana, Junqueras, entonaron la cantinela de rigor: la solución, la independencia. Y esto sucede porque el Estado es torpe e incapaz. Cataluña tendría, así lo dan a entender, un Estado capaz y brillante gestor, al que los ordenadores no le fallarían.

Pero miren ustedes por dónde, por la tarde del propio jueves un fallo informático paralizó las líneas 9 y 10 del metro de Barcelona, que estuvo sin servicio como consecuencia más de dos horas. Y el metro barcelonés lo gestiona una entidad del Ayuntamiento de Barcelona, o sea, que el Estado nada tiene que ver en ello.

La pasión de quienes se alimentan de ambiciones ocultas y rencores y se inspiran en supercherías, confunde mucho a quienes en tales trances viven

Pues erre que erre, porque la pasión de quienes se alimentan de ambiciones ocultas y rencores, y se inspiran en supercherías, confunde mucho a quienes en tales trances viven.

Ya no se trata de que las cercanías de Barcelona funcionan con deficiencias, que es cierto, también las de Madrid, hay que decirlo también, aunque acaso la red de Barcelona es más centrífuga, y por tanto, más sensible. Se trata de que los emisores de los mensajes del nacionalismo rampante respeten a la sociedad en la que viven, y en la que difunden hoy sí y mañana también su cansino discurso y a la que agobian con su insoportable obsesión.

Se trata de que sean conscientes todos los seguidores activistas de una muy particular idea de lo que es un Estado y su eficacia, entiendan al menos que los ciudadanos españoles no somos estultos, y nos dejen de tratar como tales.

Y se trata por fin de que no se mezcle la sosa con la potasa. No hay ordenadores que no fallen. Y no los habría en una Cataluña independiente. Además, desde que se trasfirió a la Generalitat la gestión de cercanías, nada se ha notado. Bueno, sí, el cambio de toda la rotulación, para sustituir ‘cercanías’ por ‘rodalíes de Catalunya’. El servicio al aeropuerto sigue siendo cada media hora. La gestión catalana del servicio ni siquiera ha servido para mejorar un horario tan ciertamente precario. Alguien diría: vamos a dejarlo. Y yo atiendo ya tal posibilidad. Dejémoslo.

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